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En la primera me sorprendí, para la segunda te puse atención, en aquella tercera todo era incertidumbre, pero te soñé, te conocí en la cuarta y me enamoré en la quinta. Es una lástima que nunca llegó esa sexta donde te interesaras por mí.
Me bastaron cinco citas para enfrascarme en un viaje del cual saldré a la larga, el tiempo me ayudará a darme cuenta de mi realidad, y aunque uno no vive el presente, uno vive de lo que el pasado dejó y de lo que éste sigue martirizando el ahora., puedo asegurar que la mente es más caótica que la realidad, te visualicé tanto que me es complicado hacerme a la idea de tenerte en un mero recuerdo.
¿Valió la pena luchar tanto por ti? No puedo responder esa cuestión, quisiera que me dijeras la forma de olvidarte, no importa si es con alguna canción, yo acepto la misión de dejarte en una idea y ver como se desvanece o se la lleva el viento cual hoja en pleno Otoño. Desearía una sexta cita, mi orgullo la exige, la pide a gritos y es complicado callarlo, terminó por tener voz propia.
En ese nuevo encuentro, no diría nada, te miraría y analizaría cada uno de tus gestos, los memorizaría al igual que tu aroma, quiero mantener ese momento tan latente que mi corazón podrá descansar ya que viviría de ese momento. Está claro que el vernos es meramente por mí, tal vez desde la segunda cita te diste cuenta que no soy el hombre de tu vida, que no soy el hombre que necesitas y es muy probable que lo intentaras, agradezco si lo hiciste, pero estoy sometido por la idea de seguir intentándolo, de verdad que intenté ser tu tipo. Hay un límite para seguir insistiendo y no lo conozco, lo intuyo, pero no sé bien hasta donde puedo llegar, lo que sí puedo afirmar es que ignorarme ya empieza a doler.
Tengo guardados los besos que no me atreví a darte, las palabras y poesía que hoy yacen en mi cuaderno y que morirán con el calor de mi amor que los convertirá en ceniza.
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