Si me hubieran preguntado hace un tiempo si se podía vivir sin sexo, hubiera dicho que no. Si me lo preguntaran hoy, con disimulo miraría para otro lado.
Anoche vi una película romántica, “Nosotros en la noche”. Descubrí que extraño el tonto mensaje que no borramos, el que leemos y releemos hasta que no nos controlamos y terminamos susurrando cosas bonitas al oído de ese alguien.
Los episodios de mi vida amorosa palidecen al lado de lo que vivieron Catherine y Heathcliff en Cumbres Borrascosas de Emily Bronte. Se amaron con intensidad. Se quisieron hasta la muerte.
Según la leyenda japonesa un hilo rojo nos une al amor de nuestras vidas. Quizás, a Catherine y Heathcliff los unía una enorme y gruesa cuerda roja que amarra barcos y a mí me han unido hilos que no han sido de la mejor calidad, y por tratar de conservarlos he terminado convertida en un ovillo.
Tengo 50 años, no me voy a poner a desenredar nada, voy a cortar tanto hilo en el que estoy envuelta.
El que se fue ya se fue. Lo que terminó ya pasó.
Y la verdad eso de arrancar de cero, sin peleas, malas caras, celos ni reclamos, ya me anima.
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Conoce mas sobre los libros que he publicado: “1-2-3 Autoestima otra vez”, “Mujer sin equipaje”, Escritora por encargo”
Un abrazo,
Tatiana