Si me dieran a escoger un alimento que tuviera que comer el resto de mi vida, ese sería, sin duda alguna, el chocolate. Quizá debería ser más inteligente; elegir, por ejemplo, el aguacate que, según muchos especialistas, contiene los nutrientes necesarios para subsistir, y hasta ha sido clasificado, por algunos, como un superalimento. Pero no: soy de esas personas que prefieren una vida corta y feliz, a una larga llena de privaciones. Sé que no podemos saturar nuestro cuerpo de chocolate y, créanme, entiendo lo dañino que es caer en excesos, pero su sabor es tan maravilloso que es casi imposible resistirse a él.
Este producto no sólo es delicioso, también es beneficioso para nuestra salud. Sin embargo, es necesario saber que para obtener sus propiedades, debemos consumir uno de buena calidad, de preferencia oscuro y respetar las cantidades. Mientras mayor sea el porcentaje de cacao de un chocolate, mejor. Si queremos aprovechar las bondades de este alimento hay que escoger aquel que contenga al menos un 70% de esta semilla, ya que es el que tiene mayor cantidad de minerales y antioxidantes.
El primer beneficio de comer chocolate y, para mí, el más importante de todos, es que nos pone de buen humor y sirve como antidepresivo. Sólo un trozo aumenta los niveles de serotonina, pues contiene un aminoácido llamado triptófano que regula esta sustancia. Con esto, nuestro estado de ansiedad mejora y nos sentimos mucho más calmados. El cacao posee, además, feniletilamina, un neurotransmisor que produce una sensación de bienestar y euforia semejante al amor y la pasión. Asimismo, al consumir chocolate se liberan endorfinas, las cuales generan sentimientos felicidad y alegría en las personas.
En este alimento encontramos flavonoides. Estos no sólo permiten cuidar nuestro corazón, evitando el congestionamiento de las arterias, sino que actúan como antioxidantes, protegiendo nuestra piel de los rayos del sol. Los antioxidantes, además, estimulan la actividad cerebral y evitan el envejecimiento de las células. Por ello, comer un pedazo de lo que para muchos es una simple chuchería, nos convierte en personas más despiertas, y mejora nuestro desempeño en nuestras actividades cotidianas.
El cacao tiene, igualmente, propiedades anticoagulantes que trabajan de manera parecida a la aspirina, lo que puede mejorar el flujo sanguíneo y la circulación, manteniendo baja nuestra tensión arterial. En este sentido, existen estudios que han demostrado que al mejorar el flujo sanguíneo al cerebro, se beneficia la circulación hacia la retina, y se mejora nuestra visión.
Debemos evitar atiborrarnos de chocolate, porque en vez de aprovechar sus propiedades, estaremos perjudicando nuestro organismo. Confieso que no he podido controlar mis impulsos cuando tengo este alimento en frente. Aun cuando sé que es rico en fibra y permite que nos sintamos llenos luego de consumirlo, comer un cuadrito ahora y dejar el resto para después es de esas cosas raras que todavía desconozco. Desde aquí aplaudo a quienes tienen esa fortaleza: aquellos que guardan un pedazo para más tarde. Sólo ellos son capaces de aprovechar los maravillosos beneficios de mi alimento favorito.
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Erika De Paz Comunicadora social caraqueña egresada de la Universidad Católica Andrés Bello. Instructora de Pilates y practicante de yoga. Adora leer, escribir y pasar tiempo investigando sobre el bienestar. La salud, la buena alimentación, el deporte y la felicidad son sus temas favoritos, y los protagonistas de este blog.
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