Los seres vivos se adaptan al medio en el que viven para sobrevivir.
Mi hijo mayor tenía 6 meses cuando me enteré que no era la única.
Gracias a una disculpa y varias promesas seguí adelante.
Descubrí mi poder de adaptación cuando la situación se repitió y no necesité promesas, me bastó con la disculpa. Y coroné mi adaptación cuando tras otras infidelidades, terminé sintiéndome culpable.
-Me lo busqué. -Es la rutina. -Está tenso. -Debí arreglarme más.
Mi poder de adaptación no aplicó solo a lo sentimental, lo llevé a lo económico.
Me adapté a tener exactamente lo necesario, como dicen, “a vivir mi realidad”.
Mi máximo poder de adaptación lo conseguí cuando me adapté a no tomar ninguna decisión de índole personal en beneficio propio.
Los únicos que al parecer jamás tuvieron esa capacidad de adaptación, fueron los personajes que viven en mi imaginación.
El 15 de marzo del 2016, dieron golpe de estado.
Decretaron que uno se adapta para “sobrevivir” y aquí estamos para “vivir”…
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Gracias por leerme y que Dios bendiga cada uno de tus días.
Con amor, Tatiana
Escritora y Coach femenina.
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