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No sabía si acercarme a ella, los mensajes no le llegaban, las llamadas las terminaba desviando, mi corazón arrepentido estaba, no comprendía el significado de su partida o de mi insolencia.

Puedo jurar que la busqué, trate de encontrarla y sin éxito en mis intentos, indagué en los abrazos, miradas y besos de mil y un mujeres.

Mil y un mujeres que no fueron suficientes para olvidarte, mil y un mujeres que me recordaron lo buena que eres, mil y un mujeres que me mantuvieron en el borde de la desesperación por no encontrar a alguien como tú.

Alguien como tú es difícil de encontrar ¿Imposible? No podría asegurar más si puedo afirmar que odisea es el proceso para olvidar y sanar.

Sanar es lo que deseo con tanta fuerza, te seguiría buscando pero letras vacías, oraciones sin sentimiento y peor aún, respuesta nula es lo que me espera si vuelvo a enviar aquel mensaje que diga: “Te quiero, te quiero porque puedo y puedo porque sin ti la vida misma se me va entre letras y lamentos que son velados por las lágrimas que caen directo al suelo, mismo que pisaste, pisadas similares que hiciste a mi corazón.

Mi corazón es aquel que en tu fuga se va, mi corazón es el único que sufre ante la partida de la persona que afirmaba quererme pero en realidad solo quería tenerme.”

Tenerme es lo que siempre quiso, cuando dejó de sentirme comenzó a dudar, las dudas me involucraron al punto de hacerme sentir culpable ¡Culpable eres de esta desdicha! Fue su última expresión.

Expresión que me arrebató parte de mi felicidad, conocerte fue un placer pero entenderte fue la misión imposible que tuve que asemejar para intentar alimentar un ego lleno de halagos y prohibiciones que terminaron por hacerle caso al cerebro y no al corazón.

Mi cerebro es aquel que pensaba en ti, mi corazón latía por pensarte y mis pensamientos eran activados por la sangre que recorría mi cuerpo que emergía de cada beso y cada “Te quiero”

“Te quiero” que terminaron siendo falsos “Te quiero” que explotaron la ilusión de un bohemio loco y perdido que fue engañado por la creencia personal de llegar al título de una historia con final feliz.

El final feliz tendrá que esperar, es turno de entender, no comprendo porque te quise tanto y dueles si al final sabía que eras un ave libre que podía partir en cualquier momento.

Partiste, te fuiste y no quiero detenerte, no puedo, eso sería egoísta y prometí dejarte volar si así lo deseabas, eso hacen los “Te quiero” sinceros.

 

Instagram: mario.revilla07

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