Home Blog El Poeta Del Pueblo EL DEPARTAMENTO 215 (Parte 3): “BÚHO”

EL DEPARTAMENTO 215 (Parte 3): “BÚHO”

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Estuve todo un día en mi casa, desde mi cuarto podía observar lo que pasaba en la calle, vi al tío Lucas, estaba siendo atendido por el conserje del edifico; al parecer, se dieron cuenta que los observaba, ambos alzaron su vista y nuestras miradas chocaron, me alejé rápidamente de la lucera pero mi inquietud y curiosidad me devolvieron a ella. Seguían viendo, cuando reaparezco en la escena, el conserje le comenta algo a Lucas y este sonríe, me ve y se mete al edificio.

No quería salir de mi departamento, interpretaba que estaba a salvo adentro, que idea tan errónea, cuando cerraba los ojos, escuchaba pasos, la madera del piso es vieja, inestable y cada movimiento es un rechinido que anuncia el movimiento de las personas.

Cada oscuridad dentro del departamento era un misterio, había algo que se sentía pero no se veía, me estaba volviendo loco, ya no podía ver a la mujer vestida de blanco, cabello largo negro que tapa su rostro y que hace más terrorífico su cuerpo que está lleno de heridas.

Mi departamento es lindo por el día, hay un balcón que hace conexión con mi sala pero en la noche, este es vigilado por un búho, una estatua de unos 40 centímetros que a luz del día, fácilmente podría decirse que es una pieza de arte hermosa pero en la noche, es simplemente horrible.

Cuando cae la oscuridad, el Búho vigila, observa todo, incluso hay vecinos que afirman que esa figura toma vida por las noches y se va volando. Me parece una afirmación bastante absurda, si lo hiciera, el primero en darse cuenta sería yo.

Indagando con las cosas del departamento, recuerdo que el arrendador me comentó la historia de ese búho, no es muy asombrosa, simplemente que sobrevivió al incendio que el edificio tuvo y que una mujer se hizo tan fanática a él que jamás permitió que se desechara. Yo lo conservo porque creo que es parte del inmueble, mantiene un toque feo al igual que todo lo que hay aquí.

Llegaba el momento de dormir, la noche se sentía más fría y la oscuridad más negra, el departamento estaba sumamente en silencio, las luces de los vecinos apagadas, el primer piso sin luz y este segundo igual, salí al corredor y no puedo describir la sensación de miedo tan aguda que me generó ver todo oscuro, ni una sola persona estaba fuera de su casa, al sentir miedo me metí a la mía.

Tomé un café muy cargado, me senté en la sala y solo esperé a que la noche acabara para dormir en el día, desde mi sofá vi que la calle estaba apagada, los vecinos de enfrente y sus alrededores, no tenían nada prendido y aquella figura de búho no estaba, ese fue mi asombro mayor. Me cuestioné el que pudo haber pasado, estuve todo el día ahí, revisé y no había restos de él en la acera, eso quiere decir que no se cayó, algo raro estaba pasando.

Tenía más preguntas que respuestas, las dudas estaban invadiendo mi ser y cuanto más miedo tenía, la luz de mí departamento se va y el crujir de la madera se hace presente, empiezo a escuchar que alguien camina en el otro cuarto, cada vez se aprecia en aumento el sonido, se siente cerca. Reacciono rápido, me meto a mi cuarto, trato de encender la luz pero no había, cierro la puerta, me aviento a la cama y tomo mi cobija pensando que es un aislante de espíritus, me cobijo de pies a cabeza, totalmente cubierto mí vista es nula pero mi oído se agudiza.

No quiero mirar, el sonido del caminar es más fuerte, los pasos se escuchan de cerca y tengo el presentimiento que van dirigidos a mi cuarto, muerto en miedo comienzo a rezar, los pasos se vuelven nulos pero ahora escucho que alguien trata de entrar a mi habitación, gira la manija pero no puede entrar, me percato de ello y rezo más fuerte. La resonancia desaparece, se deja de forzar la manija, pasan unos 30 segundos cuando el sonido cambia, ahora es en la ventana que queda justo en frente de la cama, se escucha un ligero toque, mismo que se repite varias veces, sonido similar a cuando avientas una piedra pequeña a un vidrio. Dejo pasar unos segundos más y el miedo comienza a descender, en una rabieta de valentía me quito la cobija y en la ventana estaba aquel búho horrible, su mirada me penetro en totalidad, me paralicé, es como si se apoderara de mí y pierdo el conocimiento.

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