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Lo complicado de la recuperación

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Hablar de esta enfermedad, es hablar de una complejidad, es una enfermedad cruel, desvastadora, incongruente, triste, te dañas, dañando también a tus seres cercanos, es una enfermedad social, mental, emocional, familiar, física, espiritual y se relaciona con la personalidad, por los jucios y las actitudes, por miedos y frustración, no basta tapar la botella, hay que demostrar la recuperación con hechos, por ejemplo, dejar ese lenguaje vulgar, grosero, corriente, evitar los mismos patrones de conducta de soberbia, el meterse en lo que no te importa, destilar envidia, ira en contra de los que tienen lo que yo no tengo, acreditar mis cambios, siendo puntual, respetuoso de los tiempos de los demás, mi recuperación debe ser palpable, erradicando defectos de carácter, como el levantar falsos, el destilar veneno en contra de alguien, si hablo mal de alguien, estoy lleno de resentimientos y de envidia, y debo acordarme de dónde vengo y quien soy, para no caer en las garras de la borrachera seca, comprender que el tiempo no es recuperación, y esta enfermedad, no es solo alcohol y drogas, es mucho más complejo, por ello, la recuperación, es de tiempo completo, es en serio y de compromiso, un serio compromiso con uno mismo. El mediocre cambia de sustancias, de malos hábitos y sigue viviendo su vida a escondidas, engañándose a sí mismo.

Mal de muchos

Un drogadicto en casa, es propiamente como una maldición, la familia se hunde en depresión, muere de impotencia, es injusto que todos obren por la culpa de un adicto activo, o de un adicto dopado de sus emociones, pone mal a todos, el ambiente se torna neurótico, incierto, tenso. La atmósfera en el hogar es pesada, y los puentes de comprensión, están rotos, el suelo y el bien dormir, es cosa del pasado, la incertidumbre de en donde andará, qué estará haciendo, el qué habrá pasado y toda esa angustia que invade a los padres, no desaparece nunca, el adicto duerme todo el día, la pereza es una de las características de esta compleja enfermedad, todos están enfermos, el infierno es para todos, mientras que el adicto, duerme a sus anchas, come como rey, vive a expensas de sus padres, es un malagradecido, no valora ni el plato de comida que se le da, es irritable, es iracundo, violento, sumamente agresivo, también se deprime y vive aislado, es un tipo raro, cuyos daños que genera, son irreversibles, de ahí hay que comprender, que el adicto llega, hasta donde la familia lo permite.

Por mi adicción, de mal en peor

Mi relación con mi madre andando en la actividad, fue nula, no conviví con ella, siento que me tenía miedo, debido a mi agresividad, se me apartaba, no tenía confianza no le platicaba los planes que tenía, eran gritos, jalones, insultos que siempre estuvieron presentes, el respeto que le tenía lo perdí y llegó un punto que mi adicción, la tomaba como una mujer cualquiera, no como mi madre, era muy grosero con ella. Le decía muchos insultos, en varias ocasiones la agarré del cuello con fuerza, en ocasiones la empujé y la tiré al suelo, algunas veces pensé en agarrarla a patadas, pero nunca lo hice, por supuesto, le robé cosas materiales que con sacrificio ella obtenía y yo con la mayor facilidad del mundo, se las arrebataba y las mal vendía, llegué al grado que le robé su libertad, no la dejaba salir porque me daban celos, pensaba que andaba con otro hombre engañando a mi padre, la secuestré en este infierno neurótico, fueron más de tres años de los 15 a los 17, la dañé severamente, yo le decía que estaba loca, que era una pinche vieja neurótica cada vez que ella me decía que le echara ganas, lesionaba sus sentimientos y me valía gorro cuando la insultaba y la golpeaba, drogado o no, yo la intimidaba, más cuando no estaba anestesiado por la sustancia, la traté como a una basura, no me importaban sus lágrimas, estaba yo lleno de soberbia y no medí las consecuencias, ese es uno de mis fondos de esta perra enfermedad. Efrén.

Tuve una relación pésima con mi madre

Mi madre es de las únicas personas que me sacan de mis casillas, tengo cero tolerancia, no permitía su método intervencionista o la forma de reprimirme, ya que yo tomaba las cosas de la manera más despectiva posible, nunca pude admitir su genuina preocupación debido a mi neurosis, sé que la dañaba al hacerme daño yo mismo, buscaba yo ese afecto cálido, natural de una madre, estaba ahí, pero no lo podía ver, eso me hizo distante y a ella hermética, pero entiendo por qué ella no tuvo ese tipo de afecto que yo deseaba con todos mis ganas, cuando entré en el alcoholismo agudo, callé todos esos resentimientos, esas faltas de afecto y por supuesto que mi relación con mi madre se iba acabando por lo que yo le expresaba mi dolor, le di a mi madre una vida llena de angustias por mis problemas emocionales, de neurosis y psicológicos, yo provocaba pleitos entre ellos, a manera que ella se vio orillada a dejar la casa e irse con mi hermana a su casa, aun sin estar bajo la influencia del alcohol, ella llegó a golpearme cuando estaba tomado, muy fuerte, yo la reté, me le ponía enfrente y no dejaba que mi intimidara. Eran actitudes neuróticas, ingobernables y de reto, gracias a Dios, la relación con mi mamá mejoró mucho.- Carlos.

Entrando al infierno

Me fumaba las servilletas, no por ello el hecho de pensar que eran cigarros, sino el placer que generaba el humo, luego empecé a empinarme las botellas de mi papá, mi abuelo y de mi tío, las sobras que dejaban después de una borrachera, después, a los 14 años tuve mi primera borrachera en una fiesta de 15 años de una prima. Después empecé a ponerme borracho en fiestas, a pistaear a escondidas, me comencé a juntar con personas mayores y hacer lo mismo que ellos, me dieron cocaína y la inhalé, busqué encajar en grupos sociales que no iban con mi edad, me di cuenta que comencé a consumir por gusto, y se volvió adicción, lo hacía disque para sentirme bien conmigo mismo y había veces que no quería consumir, pero mi cuerpo me lo pedía, luego probé la marihuana, las tachas, las clonazepam y las diazepam, después el perico, el que me dio mucho miedo porque mi corazón se aceleró demasiado y sangré por la nariz, me prendí de la cocaína y llegué a consumir más de 600 pesos al día, llegué al grado, que la ansiedad era muy fuerte, la resaca me hacía sudar, viví momentos amargos por mis delirios de persecución, vi y viví cosas que nunca me imaginé. Armando.

Un nuevo plan de vida

La droga está destruyendo a niños y jóvenes, aniquila a la familia, hunde en depresión a madres, hermanos, a familiares en general, un adicto es como si apestara, todo el mundo te rechaza, te dan la vuelta, incluso tu misma familia, el adicto no mide las consecuencias, no sabe de la magnitud de la enfermedad y la lucha es diaria, es cada segundo, en lo personal, le tengo respeto, le tengo miedo, no deseo volver a sufrir lo que sufrir, no pretendo hacer más daño a mis seres cercanos, quiero tener una nueva vida y en ese plan, se incluyen mis cambios, hacer un lado mis patrones de conducta nefastos, mis defectos de carácter, vivir sin resentimientos, no comerme la envidia o llenarme de egos. Mi plan es mi familia, es ahí donde debo de demostrar con hechos mi recuperación, el día de hoy, lo vivo intensamente, como si fuera el último día de mi vida, como si fuera el primer día, me siento libre y estoy en la mejor disposición de ayudar a otros, de dar el más claro de mis ejemplos a mis hijos y de ser, solo por hoy, un ser digno de mí mismo.

La Neurosis como enfermedad

Todos tenemos un cierto nivel de neurosis, esto es como los tinacos, también aquí hay niveles, unos medios llenos, otros medios vacíos y otros derraman el tinaco de tanta carga negativa, y lo más lamentable es que no aceptas, no reconoces que tienes un serio problema de identidad, tienes un serio problema de personalidad y nadie te toma en cuenta, a veces ni tú mismo te soportas y la pregunta obligada.- ¿Te casarías contigo mismo? ¿Soportarías tus arranques iracundos, por demás bipolares?- Te permitirías tus gritos, violencia, humillaciones?- Realmente permitirías que te maltrataran como tú maltratas en todos los sentidos? ¿Quieres conocer a Andrés, vive con él un mes?- ¿Que te compre, quien no te conoce?.- ¿Con qué derecho humillas y denigras? Un neurótico como yo, se siente el dueño de la verdad, y aunque no la tenga, la defiende a muerte, es perfeccionista en otros, lo quiere todo al más mínimo detalle, a tiempo, sin retrasos, sin errores, no permite fallas, porque explota, es violento, sarcástico, burlón, sutil, no tiene la más mínima tolerancia, la tardanza del cambio de luz en un semáforo le altera, la neurosis es igual, tanto para ella, como para él, pero hablando de mí, me torno muy exigente con todos los de casa, mientras que en la oficina o con personas extrañas soporto lo que con los míos ni de chiste permito, es decir, farol de la calle, oscuridad de la casa. Una sonrisa por dentro y otra por fuera. Gracias por leerme y más por escribirme. Mándame tu caso a: [email protected] Sigue mi huella Twitter teo_luna Mis libros están a tu disposición en mi editorial virtual crisiscreces.com Tel. 614-410-0158.

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Por Ernesto Salayandia García

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