Por ahí dicen que el vino seduce, y el café enamora. Para mí, esta frase encierra mucha verdad: el café es la excusa perfecta para que dos extraños se sienten en una mesa, empiecen a conocerse y terminen enamorándose. Todavía creo profundamente en las historias de amor, sobre todo en las que comienzan (y no finalizan) con un café de por medio. Quizá quienes leen estas líneas sólo consideren esta bebida una simple excusa para reunirse con amigos. De hecho, para la mayoría de las personas, el café pasó de ser una mera infusión para convertirse en un motivo de encuentro entre individuos.
Quienes adoramos el café, no concebimos la vida sin su compañía en las mañanas. Mi mamá dice que es su premio (nunca entendí de qué), pero estoy convencida que es una de las cosas que más la motiva a levantarse de la cama. Ella no es la única, son millones los que desean oler este aroma al despertarse. Aunque tenga detractores, el café es la infusión comercial más ingerida del mundo después del agua. No en vano ha sido objeto de innumerables estudios, y el protagonista de infinidad de escritos.
Si nos ponemos a averiguar, encontraremos un sinfín de investigaciones con resultados que parecen contradecirse: en unas consideran fatal su consumo, pues provoca insomnio y ansiedad; mientras que en otras aseguran que beberlo con regularidad nos protege de ciertas enfermedades. Lo que ocurre con el café es que puede resultar adictivo, y caer en excesos es lo que lo vuelve dañino. Tomando en consideración que quienes leen esto son personas sensatas y controladas, sólo mencionaré las milagrosas propiedades que encontramos disueltas en este bebida amarga. Y es que tomar café con moderación nos permite complacer el paladar, mientras consentimos nuestro organismo.
El mayor beneficio de esta infusión es, indudablemente, la gran cantidad de antioxidantes que posee. Esto es sumamente beneficioso, ya que retrasa el envejecimiento de las células, lo que disminuye el riesgo de padecer enfermedades como el alzhéimer, el párkinson y la diabetes tipo II; y reduce la probabilidad de sufrir demencia en la vejez. Además, ayuda a prevenir afecciones respiratorias y problemas cardiovasculares. Inclusive, existen quienes aseguran que esta bebida es maravillosa porque puede evitar la cirrosis y ciertos tipos de cáncer como el de próstata, el hepático y el rectal.
Por otra parte, tomar café es diurético, digestivo y evita el estreñimiento. Igualmente, disminuye el dolor de cabeza por su efecto dilatador. Su alto contenido de cafeína nos ayuda a estar más concentrados y despiertos. Es efectivo para estimular nuestro sistema nervioso central, y volvernos personas más activas y productivas. De allí que muchos deportistas lo consuman, pues les otorga energía, lo que se traduce en un mejor desempeño físico. Y es que la cafeína no tiene desperdicio, esta sustancia permite mantenernos delgados, ya que activa el metabolismo y favorece la pérdida de grasa.
Tomar café en la actualidad se ha vuelto casi un culto. Por ello, debemos tener cuidado en no exagerar su consumo. A veces, es difícil contenerse a ese aroma que hipnotiza. Sólo trata de ingerirlo con moderación, y utilízalo para animarte durante el día. Nunca olvides que siempre será el mejor de los pretextos para reencontrarte con viejos amigos y conocer gente nueva.
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Erika De Paz Comunicadora social caraqueña egresada de la Universidad Católica Andrés Bello. Instructora de Pilates y practicante de yoga. Adora leer, escribir y pasar tiempo investigando sobre el bienestar. La salud, la buena alimentación, el deporte y la felicidad son sus temas favoritos, y los protagonistas de este blog.
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