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Hablo mucho. Lo hago sin darme cuenta, de manera acelerada y muy atropellada. Hablar demás me ha hecho cometer ciertas imprudencias, pero también ha servido para ocultar mis nervios. Esa necesidad profunda que tengo de comunicarme me motivó, incluso, a certificarme como locutora. Y aunque no me dediqué a trabajar en radio, al menos llegué a grabar algunas promociones para una emisora pequeña; y pude adquirir ciertos conocimientos relacionados con la voz.

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Una vez escuché decir a uno de mis profesores que debíamos cuidar las cuerdas vocales porque eran nuestras herramientas de trabajo. Pero esto no es algo exclusivo de los locutores. Todos las utilizamos; y sin importar a qué nos dediquemos, debemos preservarlas. Más allá de si nos gusta o no nuestra voz, hay que aprender a amarla. Si queremos mantenerla sana, necesitamos tomar en cuenta ciertos aspectos.

El primero, el más difícil de todos (al menos para mí): es necesario reposar la voz de manera periódica. No debemos hablar demasiado ni hacerlo deprisa, mucho menos gritar. Cada vez que gritamos lastimamos la garganta, lo que puede originar irritación. Hay que aprender a no forzar la voz. Tampoco es adecuado hablar cuando estamos refriados o si presentamos algún tipo de ronquera pues podemos llegar a quedar afónicos.

Asimismo, es fundamental beber dos litros de agua al día, esto hidrata nuestras cuerdas vocales y las vías respiratorias. El agua, al igual que cualquier otra bebida, debe estar a temperatura ambiente. También es necesario evitar ingerir alcohol, pues produce carrasperas, irrita las mucosas que revisten la garganta y deshidrata. El café es otra bebida que debemos consumir con moderación; su efecto diurético hace que el tejido vocal se deshidrate. Tampoco es sano fumar. El cigarro irrita nuestras vías respiratorias, lo que puede producirnos enfermedades en nuestra laringe y disminuir nuestra capacidad pulmonar. Además, nos puede causar una ronquera permanente, pues las cuerdas vocales pierden su tersura.

Igualmente, es importante aprender a respirar correctamente: inhalando por la nariz para calentar el aire. Nuestra respiración debe ser diafragmática, respirar de esta manera evita que se agoten las cuerdas vocales. Por otra parte, es fundamental alimentarnos correctamente: ingerir muchas frutas y verduras. Las vitaminas que contienen este tipo de alimentos, ayudan a mantener sanas las mucosas que mantienen la garganta. Aparte de esto, debemos evadir las comidas excesivamente condimentadas o picantes, pues causan reflujo, lo que afecta nuestras cuerdas vocales. Realizar algún deporte, aunque no lo creas, beneficia el estado de la voz. El ejercicio tonifica nuestros músculos, lo que permite mantener una buena postura y una adecuada respiración, que son necesarias para hablar correctamente. Por último, dormir es otro consejo que hay que tomar en cuenta para evitar que el cansancio afecte negativamente nuestra voz.

Algunos han convertido la voz en su instrumento de trabajo; otros, la utilizan sólo para comunicarse. Hay quienes que, al igual que yo, la usan en exceso; mientras que existen personas que prefieren no gastar saliva en palabras que sobran. Como sea, todos necesitamos la voz; por ello, no podemos olvidarla. Si pones en práctica estos simples consejos te aseguro que la mantendrás en excelentes condiciones. No te olvides de ella, consiéntela y empieza a quererla un poco más.

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Erika De Paz

Comunicadora social caraqueña egresada de la Universidad Católica Andrés Bello. Instructora de Pilates y practicante de yoga. Adora leer, escribir y pasar tiempo investigando sobre el bienestar. La salud, la buena alimentación, el deporte y la felicidad son sus temas favoritos, y los protagonistas de este blog.

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