Existe una leyenda oriental que cuenta que dos personas que verdaderamente se merecen están unidas por un hilo rojo invisible, un hilo que amarra sus dedos meñiques. Esta unión jamás desaparece, y esta pareja está destinada a permanecer junta para siempre. El hilo decide el futuro, guía a estas almas para que nunca se pierdan, y sirve para conectar dos corazones. Aunque son muchos los que no creen en las almas gemelas, a mí me resulta complicado ser escéptica al respecto. Me criaron leyéndome cuentos con finales felices, llenos de castillos y hadas, por eso creo en la magia y en los príncipes de carne y hueso. Para mí el amor real e incondicional sí existe. Por supuesto que creo en este hilo rojo…
Esto de las almas gemelas es viejo. Y es que hasta Platón escribió sobre ello en la obra El banquete, un texto que versa sobre el amor. Dicen que las almas gemelas son dos mitades de un alma que se buscan para unirse. Muchos expertos coinciden en que efectivamente existen, pero difieren en algunos aspectos como en la cantidad de almas que conocemos a lo largo de nuestras vidas. Los especialistas en la materia también concuerdan que estas almas tienen el mismo nivel vibracional. De allí que la afinidad que sentimos una vez que la encontramos, resulta inexplicable. Existen señales que prometen revelarnos si estamos o no con la persona indicada. La química, la confianza y la comodidad que nos inspira el otro son signos que algunos consideran claves para saber si encontramos a nuestro compañero de alma. Sin embargo, esto es algo más complejo que cumplir con unos cuantos requisitos.
Una de las tantas teorías sobre este tema, afirma que existen más de un alma gemela en nuestra vida. Así lo asegura Brian Weiss, psiquiatra y escritor estadounidense, famoso por sus creencias sobre reencarnación. Según él, todos tenemos más de un alma gemela, y con ellas nos hemos relacionado en vidas pasadas. Una vez que las almas se reconocen, se sienten familiares. Weiss señala que no necesariamente vamos a pasar el resto de nuestra existencia con esta persona; incluso, quizá sólo nos acompañe un par de meses, pero su presencia sirve para ayudarnos a evolucionar, y nos permite aprender ciertas lecciones. El vínculo que se crea entre estas almas es enorme: una conexión profunda que va más allá de lo físico.
Hay quienes pasan la vida entera buscando a su alma gemela, mientras que otros juran tenerla a su lado. Pero algunos, los más afortunados, dan con ella. Prefiero apostarle a la teoría de que sólo existe un alma exclusiva para nosotros, una que tenemos predestinada. Quiero creer que todos, algún día, coincidiremos con ella. Pero, debo reconocer que resulta esperanzadora la posibilidad de que no sea una sola alma la que pueda compaginar con la de uno, sino varias. Así, podremos tener distintas oportunidades para ser felices y sentirnos plenos. Quizá de nuestro meñique parten varios hilos rojos y no uno, como cuenta la leyenda. Con seguridad estos hilos nos unirán a diferentes amores; y así como algunos solamente aparecerán para darnos lecciones, otros estarán a nuestro lado para llenarnos de bendiciones. ¿Qué crees?