La mujer reconoce que sentía “una urgencia” de matar y que tras hacerlo le invadía una incontenible “risa”.
Una enfermera canadiense se ha declarado la autora de la muerte de ocho ancianos que estaban a su cuidado y confesó que elegía a sus víctimas, a las que inyectó dosis mortales de insulina, por su “mal comportamiento”, han informado los medios de comunicación locales.
En un vídeo policial que recoge su confesión el pasado 5 de octubre y que ha sido difundido este viernes por la radiotelevisión canadiense CBC, Elizabeth Wettlaufer explica a un agente que se vio forzada a actuar porque “Dios, o quien fuese, quería que lo hiciese”.
En el vídeo, en el que Wettlaufer habla con detalle de los asesinatos, reconoce que “sabía la diferencia entre lo correcto y lo equivocado” y que aunque creía que Dios le ordenaba matar a sus pacientes, “estaba empezando a dudar que era Dios” quien la guiaba.
Wettlaufer, que compareció este jueves ante un juzgado para declararse culpable de los ochos asesinatos entre el 2007 y el 2014, también está acusada del intento de asesinato de otros seis ancianos. La mujer reconoció que sentía “una urgencia” de asesinar y que tras matar a sus pacientes le invadía una incontenible “risa”.
Wettlaufer, de 49 años, fue detenida en octubre del 2016 tras confesar el asesinato de varios ancianos que estaban a su cuidado al personal de un hospital psiquiátrico de Toronto, donde también estuvo ingresada para ser tratada de depresión. El personal del hospital advirtió a la Policía de la confesión de la enfermera, quien fue detenida poco después. Las víctimas de Wettlaufer vivían en varias residencias de ancianos donde trabajaba la enfermera y tenían entre 75 y 96 años de edad.