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El operador de oleoductos TransCanada anunció este jueves la cancelación de un controvertido proyecto para construir un gigantesco oleoducto destinado a llevar petróleo desde el oeste de Canadá hasta la costa atlántica.

Bautizado Energie-Est, el oleoducto de 4.900 kilómetros de longitud y un rendimiento de 1,1 millones de barriles de petróleo por día, fue combatido por ambientalistas y diversas autoridades locales debido a riesgos de contaminación de las aguas subterráneas y ríos en caso de accidente o derrame.

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“Después de un análisis en profundidad de los nuevos requisitos, no continuaremos con la construcción del oleoducto”, dijo Russ Girling, director general de TransCanada.

El proyecto, lanzado en 2013 con un precio por barril de petróleo superior a 100 dólares, se había vuelto menos atractivo desde el colapso del crudo en el mercado. El precio del barril ha caído a la mitad desde entonces.

La incidencia financiera para TransCanada es de 1.600 millones de euros, de los cuales más de la mitad recaen en la depreciación de activos, informó la compañía.

El oleoducto habría sido alimentado por crudo proveniente de las arenas petrolíferas de Alberta desde Hardisty, a 200 km al sureste de Edmonton, para desembocar en una terminal de refinado en Saint John, en Nouveau-Brunswick, con acceso al océano Atlántico.

TransCanada ya se había visto obligado a modificar su proyecto que, originalmente, se suponía que transportaría petróleo a una terminal del Golfo de San Lorenzo, aunque ello poniendo bajo amenaza el hábitat de cetáceos.

La instalación de nuevas tuberías de más de 1.500 km en Quebec y Nouveau-Brunswick generó fuerte oposición de organizaciones ambientales, pueblos aborígenes e incluso de parte de la asociaciones civiles.

“Es un proyecto que atravesaba más de 700 ríos, incluyendo el río Saint-Laurent y el Outaouais”, dijo David Heurtel, Ministro de Medio Ambiente de Quebec, la provincia francoparlante de Canadá.

La decisión de renunciar a este oleoducto también exhibe, según Heurtel, la existencia de un movimiento mundial en favor de “combatir el cambio climático y la necesidad de pasarse a otros tipos de combustible”.

Para el gobierno federal canadiense, el abandono del proyecto es una decisión de estrategia industrial, la cual no debería afectar a la economía debido a las oportunidades existentes para exportar petróleo a otros mercados como Asia o Estados Unidos.

“Nuestro gobierno ha aprobado dos grandes proyectos de oleoductos para exportación que están actualmente en construcción, y se espera pronto se inicie un tercero”, dijo el ministro federal de Recursos Naturales, Jim Carr.

Gracias a la luz verde dada por el presidente estadounidense Donald Trump para desarrollar el controvertido proyecto de oleoducto Keystone XL, vetado por su predecesor Barack Obama, TransCanada tiene una puerta de entrada para su petróleo a las refinerías en el Golfo de México, en el sur de Estados Unidos.

La cancelación del proyecto Energie-Est fue celebrado como una victoria por los ecologistas: “Es un gran día para el agua, el clima, la economía y los derechos de los aborígenes”, declaró en nota la organización ambientalista Greenpeace Canadá.

“El mundo está cambiando y el fin de la era del petróleo está a la vista”, subrayó.

El oleoducto era “contrario al compromiso de Canadá para luchar contra el cambio climático” bajo el Acuerdo Climático de París y su construcción “habría condenado a Canadá a un futuro de alto carbono”, dijo la asociación ecologista Environmental Defence en un comunicado.

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