Canadá esconde tras moralinas a trabajadores sexuales. El documental “La Nueva Era del Trabajo Sexual”, de Vice, muestra como Canadá está muy atrasado en el trato a la prostitución, más allá de sus leyes de avanzada.
Canadá tiene un problema. Su más alto tribunal dictaminó en 2013 que las prostitutas tienen el derecho constitucional de trabajar; pero los oficiales federales aún hacen todo lo que pueden para imponer la prohibición en la industria del sexo.
Estos acrobáticos legisladores ya no procesan a las prostitutas —en tanto y en cuanto permanezcan fuera de los radares— pero van detrás de los consumidores de sus servicios. En adición a la prohibición de la demanda, el Acta de Protección a las Comunidades y a las Personas Explotadas (Ley C-36) de 2014 ilegaliza el ofrecimiento y la publicidad del trabajo sexual.
Esta Ley ad hoc es también inconstitucional, como lo afirmó Mami Soupoff, de la Fundación de la Constitución Canadiense. Ahora, un muy necesario minidocumental de Vice Media mira más allá de la leguleyería, y hasta el corazón del asunto: Por qué los políticos del establishment en Canadá siguen determinados a castigar severamente la prostitución, y el impacto de esta determinación para quienes trabajan en la industria.
La Nueva Era del Trabajo Sexual Canadiense, lanzado en junio de este año, abre con un parteaguas: la narradora y presentadora del filme, “Lowell”, asienta que la prostitución es conocida como la profesión más antigua, lo cual implica la futilidad de prohibirla; pero tan pronto como emite estas palabras, la diputada Joy Smith (Conservadora-MB) contraargumenta que es “una de las opresiones más antiguas”.
Fuente: Panampost/Vice