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El programa consiste en estabilizar la locura de las vidas de los pacientes —que comienzan con la búsqueda de alcohol— para trabajar en su comportamiento.

El doctor Jeff Turnbull, jefe del personal del hospital de Ottawa (Canadá) desafió la máxima que dice que el alcoholismo se trata solo con la abstinencia. Para el especialista, es más factible trabajar en cambiar el comportamiento de consumo de los adictos empedernidos, según consignó la BBC.

Por eso, quiso innovar y echó adelante el Programa de Alcohol Gestionado (MAP, por sus siglas en inglés), que consiste en dar una medida de vino en intervalos de una hora a los residentes de Oaks, un hogar permanente para alcohólicos que una vez vivieron en la calle.

Las personas que acuden a este centro de rehabilitación son, en su mayoría, hombres y mujeres de mediana edad o mayores que, tras abusar una vida entera de la bebida, hoy andan con bastón, en andadores o silla de ruedas.

A partir de las 7:30 de la mañana, se les dispensa una medida de casi 200 ml. de vino con 13% de alcohol a cerca de 50 alcohólicos. El resto del día, cada una hora, se les da una dosis de 140 mil hasta las 21:30 p.m. Esto se conoce como “el vertido”.

Elisa Pewheoalook es uno de los pacientes de este centro de rehabilitación, y ha bebido 40 de sus 53 años. Según le comenta a la BBC, en la calle bebía desde enjuague bucal hasta laca para el cabello. Pero lo que él quería era beber, asegura. Aquí, en cambio, dice que toma mucho menos.

Jeff Turnbull, el médico especialista, lo explica con sus propias palabras, recogidas de la BBC:

“La idea era que si podíamos estabilizar la locura de sus vidas —días que comienzan con la búsqueda de alcohol y todas las complicaciones que se presentan con eso—, entonces tal vez podríamos hacer incursiones con su salud mental, adicción al alcohol y sus enfermedades físicas”.

UNA IDEA CONTROVERSIAL

El Programa de Control Gestionado comenzó a trabajar en 2001 —encabezado por las ONG’s ‘Pastores de la Buena Esperanza’ y ‘Ottawa Inner City Health‘— como un albergue para las personas sin hogar.

Lo que detonó la idea de convertirlo en un centro de rehabilitación fue la aparición de un alcohólico crónico llamado Eugene, que se la pasaba afuera bebiendo. Turnbull, el médico encargado de Oaks, pensó si no sería más seguro darles un poco de vino.

La comunidad de la adicción, que está muy dividida sobre la reducción de daños, no tardó en criticar la medida.

“Hay algunos defensores que están tan fuertemente convencidos de que la abstinencia es el único tratamiento indicado para el alcoholismo, que simplemente no podían ver otra alternativa”, explica Jeff Turnbull.

Si bien no hay un estudio al respecto, Ottawa ha podido ahorrar millones de dólares con la implementación de este programa.

Los residentes de Oaks contribuyen al costo de su mantenimiento y el vino con sus pensiones y beneficios estatales.

Algunos han restablecido contacto con sus familias, otros quieren hacer trabajo voluntario o incluso asalariado, consigna la BBC.

Fuente: BBC

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