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¿Quién no ha hablado solo?, ¿a quién no le gusta pensar en voz alta? Adoro opinar sobre mis actos y reprocharme mientras nadie me ve. Me encanta regañarme, darme consejos inútiles o hacerme promesas falsas. Estoy consciente de que las mejores conversaciones no son las que tengo conmigo, soy de las que prefiere dialogar con las personas. Sin embargo, esto de hablar sola no me hace más loca que el resto: todos lo hacemos; es un comportamiento “irracional” bastante común, pero quizá muy pocos conocen que detrás de cada palabra dicha al vacío, se esconden importantes beneficios para nuestra salud mental.

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Muy pocas personas aceptan dignamente que conversan con ellos mismos. Quizá el hecho de que éste sea uno de los síntomas de los individuos con esquizofrenia, ha evitado que la mayoría admita hacerlo. Sin embargo, es importante mencionar que ésta no es la única señal para determinar que se padece esta enfermedad, hay muchas más. Contrario a lo que se piensa, hablar solo es sano. Sirve para ponerle palabras a nuestros pensamientos y para exteriorizar el enredo que habita en nuestra cabeza. Es terapia pura, y una manera fabulosa de desahogarnos y superar los problemas.

Además, mejora nuestros procesos cognitivos, permite concentrarnos mejor y facilita el aprendizaje. Cuando nos hablamos a nosotros mismos, evitamos distracciones: darnos instrucciones mejora nuestra concentración. Y decirnos frases en voz alta nos motiva y nos refuerza. Es una manera de reflexionar, de aclarar nuestras ideas para poder tomar decisiones, de poner los problemas en perspectiva. También nos sirve para sentirnos acompañados cuando no tenemos a nadie con nosotros.

Según un estudio realizado en Estado Unidos, hablar mientras estamos solos nos ayuda a enfocarnos en una tarea. Los científicos de las universidades de Wisonsin-Madison y Pensilvania, evidenciaron que las personas que hablaban solas y se preguntaban en voz alta dónde podía estar un objeto perdido, pudieron encontrarlo mucho más rápido que quienes no lo hicieron. Al parecer, con esto logramos hacer visible un objeto que antes de mencionar su nombre era, totalmente, invisible para nosotros.

Igualmente, otros estudios han demostrado el poder del habla en la memoria. Todos sabemos que cuando queremos recordar un número telefónico lo repetimos en voz alta, esto nos ayuda a almacenarlo en nuestra mente. Según varios investigadores, repetir el nombre del objeto en voz alta ayuda al cerebro a reactivar esa información visual que ya tenemos (sabemos cómo es físicamente el objeto) y permite encontrarlo de una manera más rápida. De hecho, muchos niños hablan en voz alta mientras llevan a cabo tareas como amarrarse las trenzas de los zapatos, ya que esto facilita su ejecución.

No pienses que eres el único que se para frente al espejo y se habla a sí mismo. Esta práctica es muy frecuente entre las personas. Es una manera divertida de mantener nuestra mente sana, y resulta positiva emocionalmente para cualquiera, siempre y cuando no nos acostumbremos a utilizarla únicamente para ofendernos o regañarnos. Habla solo todo lo que quieras; después de todo si te llegan a ver, ten la seguridad de que quien te capturó improvisando diálogos al viento, hace lo mismo que tú.

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Erika De Paz

Comunicadora social caraqueña egresada de la Universidad Católica Andrés Bello. Instructora de Pilates y practicante de yoga. Adora leer, escribir y pasar tiempo investigando sobre el bienestar. La salud, la buena alimentación, el deporte y la felicidad son sus temas favoritos, y los protagonistas de este blog.

 

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