Tal como se aprobó a principios de año, el gobierno de Canadá empezó a implementar este verano el programa piloto de renta básica universal en algunas de las ciudades de la provincia de Ontario, como Hamilton, Thunder Bay y Lindsay.
Una medida que le cuesta al estado 150 millones de dólares y que ayudará, durante los próximos tres años, a 4.000 personas con niveles muy bajos de ingresos e, incluso, incentivarles a trabajar. Tras unos meses recibiendo esta ayuda, algunos ciudadanos de esta región ya han afirmado que sienten que su vida ha arrancado de nuevo, mientras que otros no se atreven a apuntarse por miedo a que no se renueven las ayudas tras el tiempo de prueba y se queden sin ingresos.
Según informa The Independent, los participantes son elegidos al azar de entre aquellos con ingresos muy bajos o en paro y que tengan entre 18 y 64 años. Estas personas estarían recibiendo hasta 17.000 dólares canadienses al año (unos 11.150 euros), que son unos 1.400 dólares al mes brutos (927 euros brutos), y 24.000 dólares al año las parejas (unos 15.700 euros) con estos mismos requisitos. Una cantidad que cubriría el alquiler y la llamada ‘cesta de la compra’, los productos alimenticios y de higiene básicos y necesarios para vivir.
“Me saca de la depresión […] Me siento más sociable”, aseguró Tim Button, uno de los escogidos para este piloto, a Associated Press. Button asegura que esta renta básica está ayudándole a recuperar su vida después de un accidente laboral que le dejó incapacitado. Por su parte, Dave Cherkewski, de 46 años, asegura que ese dinero extra al mes le ayuda a sobrellevar una enfermedad mental que le ha dejado en paro desde 2002: “Nunca he estado mejor después de 14 años de vivir en la pobreza”.
A pesar de estos testimonios, algunos de los detractores de esta medida aseguran que extenderla supondrá unos costes financieros demasiado elevados y conseguirá todo lo contrario a lo que se propone: desincentivar al trabajo. Aunque todavía no se tienen resultados cuantitativos, si esta primera prueba tiene éxito, la renta básica expandirse a los 14,2 millones de residentes de la provincia y a otras regiones de Canadá y, a la vez, convertirse en un modelo económico a seguir para muchos otros países.