Diciembre, mes cargado de fiestas, pero también de nostalgia para quienes dejamos hace poco nuestra tierra. Es en esta época navideña cuando hacemos una pausa del ajetreo diario, y visitamos a los amigos que no vimos durante todo el año.
No faltan las reuniones con las amigas de colegio, o de la universidad, los cuchumbos, y las fiestas con los compañeros de trabajo. Nos apuramos a decorar la casa, poner el árbol y tener el ambiente de lo más lindo para recibir a los amigos. Es un mes de agenda llena.
Aquí seguimos la tradición y aunque en este momento el circulo es pequeño, empezamos a planear encuentros para celebrar las fiestas. En la lista de invitados hay amigos de Sur América, Centroamérica y también italianos. Todavía no hay canadienses, y para decirlo más claro sin sonar separatista, ningún quebeco.
Dicen los más experimentados que la integración toma de dos a tres años. Es decir que en el trascurso de ese tiempo logramos tener el empleo deseado y estamos afianzados en la sociedad.
Me pregunto si para ese entonces ya tendré un amigo quebeco. No hay mejor manera de conocer una ciudad que a través de su gente. Hay códigos que no se aprenden en los libros, palabras que no aparecen en los diccionarios y recetas de cocina que ameritan probarse en casa de una familia quebecua.
Me preocupa un poco cuando le pregunto a mis amigas que ingresaron a la universidad o que ya trabajan en diferentes empresas, si ya dieron ese salto, y la respuesta es siempre no: “ estamos siempre separados”. Me inquieta saber que incluso personas que tienen 10 años de vivir en Montreal, no pasan de tener relaciones muy cordiales en la oficina.
La conexión más cercana que he tenido con los quebecos, ha sido con mis profesores de francés, seres humanos extraordinarios, creativos y con un sentido del humor tan parecido al nuestro. No es casualidad que les llamen los “latinos del norte”. La forma en que disfrutan la vida, el desenfado con el que hablan, como gustan de la buena mesa, su cultura. Es para enamorarse de ellos, pero, ¿qué hacer para acercarse?
Dicen que hay que dar el primer paso, pero más creo que es una barrera de edad. Ya después de ciertos años no es común que te abras a hacer nuevas amistades. Si estás viviendo en tu país, seguramente ya tienes tu grupo de amigos, y entre trabajo, hijos, familia, no tienes tiempo para más vida social.
Sin embargo quienes con seguridad si podrán alcanzar este nivel de integración, será la siguiente generación, nuestros hijos, y aunque estoy conciente de esta realidad, no pierdo las esperanzas de tener un amigo quebeco. ¿Y ustedes ya tienen uno?