-- Article Top Advertisement --
Vida mía te me has ido y no comprendo tu motivo, posiblemente no entendía al amor o quizá, la vida me está haciendo un favor, cual sea el caso, sigo perdido en un laberinto que ni con un buen vino tinto, puedo salir, más bien, sigo y sigo.
Es triste ver mi declive, siento que es una prueba que no apruebo, estoy entre lo que debo hacer y lo que hago, entiendo que son puntos muy separados y nada semejantes, lo único que los une eres tú.
No creía en la creencia de que el diablo es un ángel, siempre te disfrazaste con alas pero no vi tus cuernos.
No sé si me duele el no darme cuenta o tu partida, estoy en ese punto de no saber que creer, lo único que sé, es que la vida continúa y yo debo avanzar aunque no lo quiera, sin ti, nada me sabe igual mientras que contigo, todo me era diferente.
Contigo creí en el amor y ahora, comienzo a creer en las mentiras, veo cuanto amor necesita el mundo y cuantas personas sin amor sobran en él.
Comencé a leer más, en todos los libros leídos se dice como es el amor, que se siente pero en ninguno se explica cómo identificar si es genuino, mucho rosa opaca al negro pero el negro es más sentible que lo rosa de las cosas.
La amargura se apodera de mí y aunque sé que hacer, me mantengo en el que quiero hacer, eso sería descriptible como correr a sus brazos y exigir una explicación, una orientación que me haga ver en qué fallé.
Vivo en una sociedad que el amor propio se hace cada vez más presente, me dejé de amar para amarla, me quite para darle, intercambié mi seguridad por su inseguridad, mi carisma por su apatía, mi amor por su desprecio.
Si vuelven a saber de mí, seguramente es que lo superé, su amor me dolió pero no me mató, seguiré de pie y aunque me toque gatear, avanzaré.
No es lo mismo amar y ser amado a no amar y ser odiado, es increíble que en cuestión de segundos, fui amado y odiado mientras que yo, amé y odié.
-- Article bottom Advertisement --