Pessy es una niña de casi 2 años, risueña y decidida, pues cuando Schemeel, de 3 años, pretende quitarle algún juguete, no se deja tan fácilmente, después de fruncir el ceño un par de segundos, rie, como siempre. Esta infante pertenece a la comunidad jasídica de Montreal, una rama ortodoxa del judaísmo, que llegó de Europa oriental después de la segunda guerra mundial.
Al abrir los ojos, sus pestañas parecen robar la atención de los presentes, otros pequeños de origen judío y los adultos que laboran en la guardería donde la simpática pequeña asiste. La pequeña generalmente viste un pantalón cómodo, decorado con cerezas y olanes, propios de su tierna edad, y una playera igual que combine.
Como aún es muy pequeña, sus padres pueden vestirla de esta forma llamativa, pues al crecer e ingresar al kindergarten deberá usar más ropa para tapar su piel, faldas y blusas largas, muy largas, debajo de la muñeca y rodilla, respectivamente, como lo marca la tradición jasídica, que busca el cumplimiento del recato, decoro y pudor.
Al casarse, las mujeres jasídicas deben afeitarse la cabeza y usar pelucas al salir a la calle, o bien pañuelos que cubran su cabeza. El no mostrar su cabello a los demás es un gran signo de modestia, el cual buscan mantener para preservar sus costumbres.
La mamá de Pessy, que pasó a dejarla por la mañana a la guardería, tiene 23 años y además de esta pequeñita, tiene 2 niños y 1 niña más. Los judíos ortodoxos arreglan sus bodas desde temprana edad y no creen en el uso de anticonceptivos, sino en ser fructíferos y multiplicarse, conforme Dios lo pide, por lo que en promedio cada familia tiene 8 hijos.
El documental “Jasidismo, fe extrema” de National Geographic dice que esta comunidad no está muy de acuerdo con la cultura occidental, “por considerarla desvergonzada y peligrosa”, aunque no todos los jasídicos piensan igual, de la misma forma que no todos los católicos o los que practican el islam o cualquier otra religión.
De esta manera, los judíos tratan de evitar que los pequeños sean devorados por las costumbres ajenas a sus creencias, no les permiten usar internet o leer/ver medios comerciales. Incluso, si llegan a tener celular, este debe ser kosher, es decir, solo debe ser posible hacer y recibir llamadas y mensajes de texto (olvídense del messenger o whatsapp).
Aunque Pessy aún es muy pequeña, pues tiene solo 2 años, habla dos idiomas, o, por lo menos, los entiende, el Yiddish (hebreo), parecido al alemán, la lengua de su comunidad, y el inglés. A pesar del reducido tamaño de la comunidad jasídica en Montreal, en comparación con otras culturas y tradiciones, su influencia es prolongada, basta ver el legado que han dejado personas como Saul Bellow, Leonard Cohen y Mordecai Richler, quienes también eran judíos, como la pequeña Pessy.
Con el tiempo, las costumbres en esta comunidad han cambiado un poco, y la mujer ha tomado un rol diferente, ya no solo es madre y esposa, como también pasa en la cultura occidental; lo cierto es que, los judíos jasídicos llevan una vida diferente a la de muchas personas en Montreal, ciudad que se nutre con las diferentes culturas que la integran y que la hacen tan rica y diversa.
Así, varias generaciones de judíos han crecido en el barrio Outremont, antes de extenderse fuera de la ciudad, por lo que la cocina tradicional judía -kosher- se ha convertido en parte de la vida diaria de Montreal, incluso para quienes no profesan la misma forma de vida. Desde una carne ahumada en panes de masa fermentada, hasta deliciosos bagels hechos en el propio barrio, la herencia gastronómica judía es rica en esta ciudad francófona.
Si te interesa conocer más sobre la comunidad judía jasídica, puedes visitar la sinagoga y museo Shaar Hashomayim, que cuenta gran colección de arte folclórico judío y se encuentra ubicado aproximadamente a una hora de Outremont, en 450 Kensington avenue, Westmount Québec.