Por qué los enamorados se hablan en voz baja y los esposos gritan
Yo fui el príncipe que se convirtió en sapo, me distinguía por mis detalles, abriéndole la puerta del auto, jalando la silla para que se sentara, levantándome y acompañándola a la puerta del baño de mujeres, fui atento, cordial, regalándole cualquier cosa, con cualesquier motivo, lo mismo un arreglo floral que un llaverito o un billete de lotería, le hablaba por teléfono a cada momento, diciéndole, mi reina, pedacito, cosita, mamita, mamacita, chaparrita, gordita, corazoncito …. Durábamos hasta tres horas hablando por teléfono, nos desvelábamos platicando y parecía chicle pegado al suelo, todo era ternura y amor, pero aun siendo novios, como en los cuentos de hadas, el príncipe se convirtió en sapo, cambié mis modales, salió el típico macho mexicano, déspota, gruñón, amargado, criticón, jodon, celoso empedernido y le gritaba por la nada, de estúpida, babosa, taruga y otras palabrotas, no la bajaba, me intoleraba hablar un segundo al celular y mi volumen aumentó al nivel de los gritos, una gran diferencia, porque el príncipe susurraba al oído, mientras que aunque estuviera cerca de mí, le gritaba con toda mi ira y mis fuerzas, debido a que cuando estás enamorado, sientes tan cerca a tu amada, que le hablas quedito y después, gritas, aunque estés nariz con nariz porque definitivamente sientes a tu pareja muy lejos.
Del amor al odio
La triste historia de mi vida, los textos de mis libros y mi propia experiencia, la vivo día a día en parejas, hombres y mujeres que me comparten sus testimonios de vida, de esa vida incongruente de lo que llamo, parejas disparejas, noviazgos violentos, matrimonios en ruinas, igual, insultos, devaluaciones, humillaciones, agresiones, provocaciones, comparaciones, ridiculizaciones y todo ese ingrediente de pegarse uno a uno con todo, lo vivo, cuando ella se muestra harta, y lo que quiere es la libertad, mientras que él, busca una segunda oportunidad, sin importar las veces que le ha sido infiel, sin importar que la trata con la punta del zapato, sin importar que es egocéntrico, y hay otros que viven juntos, como perros y gatos, pelean por todo, por nada, pero lo han venido haciendo en los últimos 15 años y ahí siguen, juntos, pero no revueltos, en recámaras separadas, evitándose toparse, porque si se topan, si se agarran de frente, son capaces de llegar hasta los golpes, se odian tanto uno al otro, que son capaces de cualquier cosa y todo ello, que yo no entendía, es una enfermedad, tan cruel y similar al alcoholismo, que se llama codependencia.
Noviazgos violentos
Por supuesto que hay golpes, pellizcos, mordidas, jalones de pelo, agresiones físicas y emocionales, la violencia entre los novios está por todos lados, después del pleito, se dice que lo mejor es la reconciliación, viven entrando y saliendo a esa relación neurótica, se faltan al respeto con las mayor facilidad del mundo, se conocen y llegar a conocerse tan bien, que saben cómo pegar, donde y como herir, saben las debilidades del uno y el otro, y estos noviazgos terminan en el altar prometiéndose amor hasta que la muerte los separe, se casan y la guerra sigue igual o peor, no se capacitaron para vivir en pareja, no se prepararon para controlar sus emociones negativas y menos, se capacitan para ser padres, llegan los hijos al mundo, los hacen violentos, rebeldes, desobligados, irresponsables, perezosos, miedosos, conformistas, mediocres y tristemente se preguntan.-¿Por qué mi hijo se hizo marihuano? Por qué lo expulsaron de la escuela? ¿Por qué es tan mal estudiante? Por qué es un fracasado? ¿Por qué mi hija salió embarazada a los 13 años de edad? ¿Por qué mi hijo es maniaco depresivo?.
La cruda realidad
En la mayoría de las escuelas, el hostigamiento es el pan de cada día, niños violentos, ellos y ellas, agreden a los más débiles, le cargan la viga a los inocentes e indefensos, reinan las alianzas nefastas que dañan de por vida a un ser humano, lo llenan de miedos, complejos, frustraciones y heridas del alma que difícilmente podrán sanar, los agresores vienen de hogares disfuncionales, violentos e inestables, hay niñas que se hacen daño con la navaja del sacapuntas cortándose sus piernitas, brazos y abdomen, el llamado cutting, es auto destrucción, pero también es un mecanismo para llamar la atención, es un silencioso grito de ayuda, de comprensión y de amor que están haciendo las niñas al auto destruirse, otro reflejo, de los hogares disfuncionales, son los cuerpos caídos, desganados, con rostros tristes y apagados, niños en depresión, en decadencia emocional, confundidos, aburridos, distantes, sin sentido de pertenencia, y sin duda, el espejo de lo que viven en sus hogares, y el daño está en las inocentes criaturas con el sello de distinción; en lo personal, el visitar de 4 a 6 escuelas por semana, ha sido un gran aprendizaje, los niños enseñan y despiertan mi conciencia para no claudicar en mi servicios, vale la pena dar el mensaje de luz, de vida y de esperanza, aunque en las pláticas con los padres de familia, ellos brillan por su ausencia y se perfectamente el por qué.
A grandes males, grandes remedios
Es necesario que las escuelas pre escolar, primarias, secundarias y preparatorias incluyan en sus clases el aspecto emocional, que se capaciten a maestros en estos temas y motiven a los alumnos a hacer catarsis, que vomiten todo el veneno emocional que adquieren en sus hogares, que se les enseñe a perdonar y a perdonarse, que tomemos en serio, las vidas que se pierden debido a lo intoxicado que estamos, y que los novios próximos a casarse, se les capacite profesionalmente respecto a las emociones, que conozcan sus defectos de carácter y los de la otra persona, que logren respetarse como seres humanos con dignidad y con amor, que los padres, antes de traer al mundo a un hijo, por ley, se capaciten para evitar dañar a esa criatura inocente y ponerle el sello de adicto, de malhechor, de NINI, de maniacodepresivo, al adicto a los juegos electrónicos, etc., evitar pues, que esta tragedia siga creciendo y aprender a llevar la fiesta en paz, a dar amor, a llevar una vida con armonía y a aplicar una de las frases de mi mujer.- A besos entiendo, a veces NO.- Gracias por escribirme y por leerme [email protected] búscame en Facebook, Twitter @teo_luna 614-410-0158. Mis libros a tu disposición en mi página crisiscreces.com
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Por Ernesto Salayandia García