El cronista argentino Jorge Barraza explica las razones que ubican al número uno del Real Madrid en lo más alto.
“¡Qué barbaridad! ¿Cómo se atreve a decir semejante cosa…? ¿Acaso no vio atajar a Yashin…? ¿No lo vio a Gordon Banks…? ¿Dónde estaba, usted…?”. Cada vez que el periodista se atreve con una afirmación contundente, hay un reguero de lectores listo para el reproche.
Es una inclinación humana: llevar la contra. Indignarse por una simple afirmación. Creer que todos los parámetros están establecidos para siempre. El mundo entero sostenía que Juan Manuel Fangio era el mejor piloto de automovilismo de la historia. Pero al aparecer Ayrton Senna, el mismo Fangio rompió el cliché: “El mejor de todos es Senna”, dijo. No admitía discusión. Y Fangio no era de regalar elogios.
Así como los récords están para romperse, los rótulos pueden cambiar. La vida es dinámica y el fútbol, vaya que lo es…
Además, está minado de incorregibles. Se les protesta a los periodistas “que quieren saber más de táctica que los técnicos”, y a la vez el público pretende conocer más que quienes han dedicado una vida a esta actividad. Imposible.
Dos años atrás escribimos una columna titulada “Casillas desafía a la historia”, en la cual enunciábamos nuestro equipo ideal de todos los tiempos. El arco estaba ocupado (digamos un tiempo cada uno) por Fillol y Yashin. El ‘Pato’ acaso aventaje a la ‘Araña’ por carácter; Lev era un ‘gentleman’ del puesto, Ubaldo un guardiacárcel insobornable. El epílogo decía textualmente: “Hoy, volviendo sobre aquella alineación, aceptaríamos pensar en un cambio: ¿entra Casillas a terciar en el arco…?”.
Ahora, ya sin dudas, seremos atrevidos, pues: Iker Casillas es el mejor arquero de la historia del fútbol. Dicho así, de una, sin anestesia.
Además de evitar miles de goles y de ganar decenas de títulos, ¿para qué está un portero…? Pues entonces no hubo otro superior al español. Rogerio Ceni, con sus asombrosos cien goles (ya hizo el ciento uno), son cinco centavos aparte. El mejor guardavalla que vio este cronista, hasta Casillas, era Ubaldo Fillol. Parecía invencible, era ganador, elástico, milagroso, de reflejos excepcionales, poseía la desconfianza de un policía y la astucia de un cazador de liebres. Iker es igual. O más. Y con el título ganado en Sudáfrica el año pasado, lo supera en trayectoria. Campeón de la Eurocopa, del Mundial Sub 20 y de mayores con su selección (no con Alemania o Italia ¡Con España…!), 4 títulos de liga, una Copa del Rey, dos copas de Europa y un puñado de supercopas y recontracopas.
A los 18 años se adueñó del arco del Real Madrid, que mide el doble que los otros. En todo partido decisivo hay una pelota que, si va adentro, adiós. Esa la saca siempre Casillas. En el Mundial fue el penal de Cardozo ante Paraguay. Si era gol, España no empataba nunca más. Por supuesto, tapó Iker. El miércoles, ante el Barza, el zurdazo de Villa. Si entraba, era derrota segura. La desvió con la costura del guante. Villa se debe estar preguntando cómo hizo. Ese el tipo de bolas que, si va a la red, nadie culpa al arquero “porque no podía hacer nada”. Casillas siempre puede para hacer algo.
Le quedan, mínimo, cinco o seis años de conquistas y ovaciones .El 20 de mayo apagará 30 velitas. El madridismo le debe una fiesta nacional. Consagrar en su cumpleaños el día del arquero, decretarle una presidencia de honor como a Di Stéfano, acuñar una moneda con su efigie, el Madrid de Oro…
Pero, además de su fabulosa eficiencia deportiva, Iker es un capitán ejemplar, un caballero. El miércoles último en Valencia, mientras Pepe hacía cortes de manga a la tribuna del Barza, Iker saludó uno a uno a todos los jugadores del club catalán. La mano y la palmeada respetuosa. Nunca se contagia Iker, ni de la violencia de Pepe ni de la prepotencia de Sergio Ramos ni de la lengua de Mourinho. Como el fiel de la balanza, siempre equilibrado. Y además de todo tiene a Sara Carbonero. ¿No es el mejor de la historia…?
Jorge Barraza
Foto: Reuters