Desde el 3 de setiembre, los farmacéuticos serán autorizados a prescribir ciertos medicamentos, así como prolongar o ajustar ciertas recetas médicas.
Actualmente los farmacéuticos se encuentran en negociaciones con el gobierno para obtener una compensación económica por el trabajo extra con los pacientes. Sin embargo aún no queda claro para la Association québécoise des pharmaciens propriétaires (AQPP) si éstos nuevos servicios serán cubiertos por el régimen público. En todo caso, los servicios no cubiertos por un seguro médico deberán ser pagados por el paciente. El ministro de Salud, Réjean Hébert, se negó a comentar al respecto alegando que aún se encuentran en negociaciones.
Conforme a la Ley 41, aprobada en 2011, los farmacéuticos podrán ofrecer varios servicios, antes reservadas únicamente a los médicos. Esta medida busca reducir la carga de los médicos y la demanda en las salas de emergencia de hospitales y clínicas, permitiendo a los farmacéuticos hacer frente a problemas menores de salud (alergias estacionales, infecciones urinarias, herpes labial, diarreas de viajeros, náuseas en el embarazo, principalmente). Los farmacéuticos no podrán en ningún caso emitir un diagnóstico.