A pesar de no ser tan recurrente en el sexo femenino, los especialistas están investigando este trastorno, ya que en ocasiones se reciben diagnósticos erróneos o poco precisos.
El autismo no es sólo un tema de hombres como marcan las estadísticas, ahora se investiga este trastorno en muchas mujeres, indicó Laurent Mottron, psiquiatra de la Universidad de Montreal. El término Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) en las mujeres, a menudo no se diagnostica, ya que los criterios diagnósticos siempre se han basado en las observaciones hechas en los hombres.
Sin embargo, los investigadores están empezando a darse cuenta de que en las mujeres, el autismo se presentaría de manera diferente. Esta falta de información en el ámbito científico provoca sesgos de género en la práctica profesional. Así, los diagnósticos en el caso de las mujeres se retrasan aún más que en el de los hombres, incluso cuando las manifestaciones son evidentes, y existe un mayor riesgo de que reciban diagnósticos erróneos o poco precisos.
Las dificultades de las mujeres con TEA que no son diagnosticadas, pueden ser enmascaradas o confundidas con otro tipo de trastornos como de la alimentación, depresión o ansiedad. Aunque hasta el momento la investigación al respecto es limitada, hay interés creciente en la comunidad científica por incrementar el conocimiento sobre las necesidades, intereses y capacidades de las mujeres con TEA, dice Laurent Mottron, catedrático de Neurociencia Cognitiva e Investigación en Autismo de la Universidad de Montreal.
Desde hace 70 años, los estudios reportan una prƒoporción de cuatro hombres por una mujer en el diagnóstico llamado de “bajo nivel” de autismo. Entre los autistas de “alto nivel” dotados de una inteligencia por encima del promedio, la proporción es de nueve hombres por una mujer, destaca Radio Canadá Internacional.
Sin embargo, las certezas científicas sobre esta dominación masculina han comenzado a ser cuestionadas desde hace 15 años, dice Laurent Mottron, no por nuevos datos, sino por ser simplemente menos obvio y aparente para los médicos. Por ejemplo, si los niños tienden a ser turbulentos, las niñas, por otro lado, a menudo permanecerán tranquilas. “Es menos visible, más interior. Incluso, camuflarían sus síntomas”, dice Laurent Mottron, y esto continuaría en la edad adulta.