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Me contaron del amor, me hablaron de que existía una única manera de demostrar el afecto a una persona, en ocasiones sentía que la iglesia era quien determinaba el significado de las cosas. Al paso del tiempo, después de intentarlo una y otra vez, creía que allá afuera se encontraban mil maneras de amar, mil maneras de sentirse identificado con uno mismo. No estaba ciego, estaba siguiendo las normas establecidas por los de mente cerrada, marchaba en el sendero de la sociedad, aquella en donde no se me permitía razonar ni elegir.

Imagino noche y día el mundo que me deparan las esquinas más recónditas de los lugares más coloridos. Quisiera avanzar, pero es inevitable no sentirme mal por pensar en lo que dirán de mí. Vengo de una familia poco flexible, una en donde la mujer sigue teniéndole el plato caliente al hombre, una en donde el primogénito debe ser el conquistador de cien mujeres, el que levante masas y provea de alimento a una familia pequeña en una casa no muy grande. ¿Si no quiero eso para mi vida? Quiero intentar recordar el momento preciso en donde mi forma de ver las cosas cambiaron, posiblemente fue el roce de su mano, el abrazo del amigo cercano o aquella borrachera deslumbrante que me enseñó que hay más de mil formas de identificarse y de amarse.

Noches completas fue lo que experimenté, no estaba molesto por ser quien era, me preocupaba la forma en que mi familia me vería, los demás al final terminan por ser extraños y extraño puedo ser. Si debes decirme “Extraño” por la manera en cómo me identifico, me parece que es un precio razonable para al menos llegar a lo asombroso, soy asombroso y seguramente los que me señalan lo son, el problema es que nos gusta juzgar y vivir en la vida de los otros sin darnos cuenta que la nuestra está pasando demasiado rápido.

Hace ocho años, creí que me enamoré de Rosa, su mente era sorprendente, no se callaba nada, aventaba la piedra y mostraba la mano, nos hicimos amigos y en nuestras pláticas siempre sobre salían los temas de los diversos hombres con los que se metió. Analicé la situación y observé que me enamoré de sus pláticas, de la manera tan excéntrica que describía a sus acompañantes, de la manera tan explícita que contaba sus relaciones sexuales.

El tiempo pasaba, no podía detenerlo y entre más avanzaba, diversas cuestiones aparecían en las charlas con mi familia, en todas, yo era el centro de atención ¿Cuándo nos presentas a una novia? Fue la pregunta más sonada en cada interacción familiar.

El pasado martes, mi padre algo ebrio salió al jardín, pude escucharlo porque estaba afuera, sus pasos no eran firmes y tuve que ayudarlo a tomar estabilidad. Me miró fijamente.

-“Eres un gran muchacho hijo, algún día encontrarás a una persona que te haga feliz de lunes a domingo. Cuando terminaste la universidad, el orgullo que sentí fue enorme, no pude estudiar, pero cuando te tuve en mis brazos por primera vez, me dije que tú lograrías todas esas cosas que nunca logré. Te veo y siento que el tiempo pasó sin piedad, me molió, me molió porque cabías en mi mano y ahora, no puedo hacer que te sientes un segundo con tu padre y me hables de ti.” Noté en su mirada que su decepción se apoderó de él.

-“¡Padre! Si el amor tuviera una forma ¿Cuál sería? ¿Alguna vez has sentido que tu esencia quiere salir de tu cuerpo y por más que lo intenta, no puede, siente miedo?” Mis palabras hicieron que dejara caer su bebida, sin verme, arrojó unas palabras al viento.

-“El amor no tiene forma, no tiene reglas, no tiene géneros ni estilo. El amor es universal y cualquiera puede amar a cualquiera, la cosa es que se decida, no todos estamos listos para amar y creemos que sí, la realidad es que no, no estamos listos para querer ya que nos miramos al espejo y sentimos lástima por nosotros mismos, en vez de abrazar a nuestra propia sombra y decirle al oído que la amamos y es que pensamos en el mañana sin vivir el hoy. ¡Hijo! Hay historias maravillosas que aún no pasan, hay relatos increíbles que muchos guardan, sobre todo, hay vivencias que no pasan y no pasan porque no queremos que pasen, esas siempre son las mejores. No pido que me cuentes todo, al menos haz el intento de vivirlas.”

De repente un nuevo amanecer estaba llegando mientras que la noche seguía.

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