Una mañana otoñal de 2010, Rick Desautel salió de su casa con la intención de cazar alces, pero también con la de ser arrestado.
El estadounidense de 65 años cruzó hacia Canadá por la frontera norte con Estados Unidos, cazó el animal y se presentó ante las autoridades de la provincia de la Columbia Británica para decirles lo que había hecho.
Desautel argumentó que no había cometido un delito, sino que había ejercido su derecho a cazar en las tierras que habitaron sus ancestros, la tribu indígena Sinixt, hace miles años.
Para él, no había diferencia entre hacerlo en el territorio estadounidense de Washington o en el lado canadiense de la frontera, pues todo formaba parte de una misma tierra sagrada y milenaria.
Pero las autoridades lo arrestaron de todas maneras, bajo la acusación de no tener licencia para cazar ni residencia en el país.
Y es que la tribu Sinixt, que solía habitar entre ambos países, goza de reconocimiento como comunidad originaria en EE.UU., pero Canadá la declaró extinta en 1956.
El propósito de Desautel, según le dijo su abogado a BBC Mundo, era provocar un juici
En su veredicto, la jueza Lisa Mrozinski consideró que el acusado estaba “ejerciendo su derecho aborigen a cazar en la frontera entre EE.UU. y Canadá, su territorio por tradición histórica, como lo han hecho por varios miles de años”, según fue citada por medios locales.
La decisión fue celebrada en las instalaciones del tribunal canadiense por alrededor de 60 miembros de la comunidad Sinixt en Estados Unidos que acompañaron a Desautel en el caso.
“Aunque el gobierno probablemente apele esta decisión, es un paso gigante para ellos, que por años han luchado por ser reconocidos en Canadá”, le dijo a BBC Mundo Mark Underhill, representante legal de Desautel.
o en Canadá para lograr que el país reconociera nuevamente la existencia y los derechos de los Sinixt dentro de ese país.
Pasaron siete años hasta que la semana pasada una jueza falló a su favor.