La Cámara de Representantes de EE.UU. ha aprobado este miércoles el proyecto de ley para terminar de construir el oleoducto Keystone XL entre EE.UU. y Canadá, con lo que se completa el visto bueno del Congreso a este plan, después de que el Senado estadounidense lo ratificara a finales de enero. Así, para su entrada en vigor solo faltaría la firma del presidente Obama. Sin embargo, todo apunta a que vetará la ley, ya que su puesta en marcha impediría a la Casa Blanca controlar el proceso de aprobación de esta polémica infraestructura, que lleva más de seis años pendiente de que se apruebe su conclusión.
La ley fue aprobada con los votos a favor de 270 legisladores de la Cámara de Representantes -entre ellos 29 demócratas- y con la oposición de otros 152, entre ellos un republicano.
El presidente estadounidense ya denegó el permiso para construir ese oleoducto en enero de 2012.
En el momento de ese primer veto, la empresa impulsora del proyecto, TransCanada, dijo estar “totalmente comprometida con la construcción”, y advirtió que sin Keystone XL, Estados Unidos está obligada a importar petróleo “de Oriente Medio, Venezuela y otros países que no comparten los valores democráticos de Canadá y EE.UU.”, una dependencia que se ha roto con el auge en los últimos años de las explotaciones por fracking o fractura hidráulica en Estados Unidos.
Pendientes de un informe del Departamento de Estado
Obama se opone a la ley aprobada por el Congreso porque quiere seguir controlando su construcción, y quiere adoptar su propia decisión una vez que el Departamento de Estado concluya un informe de evaluación económica y medioambiental del oleoducto.
El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, -que considera de prioridad máxima este oleoducto- ha advertido que, si Obama veta la ley ahora aprobada, “el Congreso no se detendrá para sacar adelante las buenas ideas”.
Para anular un veto presidencial, se necesitan dos tercios del Senado y a los defensores del oleoducto entre Canadá y EE.UU. les faltan cuatro votos para alcanzar esa mayoría.
Una infraestructura muy polémica
Según las previsiones, el oleoducto impulsado por la empresa Transcanadá transportaría hasta Nebraska 830.000 barriles al día de arenas bituminosas procedentes en su mayoría de yacimientos canadienses, para desde ese estado norteño, encauzarlos hacia las refinerías y puertos estadounidenses situados en el Golfo de México.
Los defensores de esta infraestructura aseguran que servirá para crear miles de puestos de trabajo, mientras que sus detractores insisten en que aumentará la polución y podría contaminar los acuíferos que alimentan a las zonas agrícolas de los Grandes Lagos. Recuerdan, además, que las arenas bituminosas son productos extremadamente tóxicos y que los tramos ya construidos han sufrido varias decenas de roturas.
Obama ha advertido que el Keystone no debería aprobarse si va a provocar un aumento significativo de las emisiones de carbono, y ha rebajado el impacto que esa obra tendría en la creación de empleo.