Alberta, la nueva preocupación separatista de Canadá … cerca del 30% de los residentes apuestan por la independencia del resto del país.
Tras dos intentos de separación fracasados en los referéndum de 1980 y 1995, la provincia de Quebec, en Canadá, vive un periodo de tranquilidad y estabilidad. Las encuestas muestran que una posible independencia no es ahora mismo una prioridad y que la situación es de convivencia pacífica.
Tanto es así, que prácticamente otra provincia ha ocupado el lugar tradicional de esta región del este del país; Alberta vive un movimiento separatista que cada vez coge más fuerza.
Se trata de una provincia muy rica, escasamente poblada (poco más de 4 millones de habitantes) y de ideología tradicionalmente conservadora. Tiene una importante actividad ganadera, pero sin duda el petróleo es su gran fuente de riqueza, la que hace que la renta por persona sea de las más altas del país (superior a 50.000 euros anuales). Los sondeos de opinión reciente están mostrando que cerca del 30% de los residentes apuestan por la independencia del resto del país.
Como suele ser tradicional detrás de este tipo de fenómenos, hay una lista de agravios entre los que se encuentran la caída de los precios del petróleo, las dificultades para poder exportarlo, los elevados pagos que hace Alberta a la caja común (el fondo de solidaridad para reducir las desigualdades entre las provincias) o la escasa representatividad que tienen en los organismos comunes. Cabe recordar que la región cuenta con 34 asientos en el Parlamento frente a los 121 de Ontario o los 78 de Quebec.
Fruto de este malestar ha surgido Wexit Alberta (un guiño al Brexit británico). Esta plataforma apuesta por la búsqueda de la independencia y en los últimos meses está dando cada vez más mítines en los que se centran en todos los motivos expuestos en el párrafo anterior.
Y aunque tienen razón en algunas de sus demandas, olvidan por ejemplo que la representación parlamentaria es proporcional a la población y que Ontario les triplica. También que en promedio los de Alberta pagan menos impuestos que el resto de canadienses y que además reciben fondos federales para determinados programas sociales.
La relación con los Trudeau
Pero más allá de estas causas técnicas, también hay una relación muy tensa con los Trudeau que se remonta varias décadas. En los 80 el plan nacional de energía de Pierre Elliott Trudeau (padre del actual primer ministro) desencadenó una guerra que solo se frenó con la llegada al poder de las formaciones conservadoras. Ahora la llegada de Justin ha avivado la llama independentista y una hipotética reelección en las elecciones federales del 21 de octubre podría agitar aún más la llama secesionista.
Curiosamente, este sentimiento separatista que cada vez se aprecia más en las calles, de momento no está teniendo su reflejo en las urnas y los conservadores continúan arrasando, mientras que las formaciones independentistas se tienen que conformar con resultados muy discretos.
En este sentido, los comicios de este mes pueden marcar qué va a pasar en los próximos años. Un nuevo triunfo de Trudeau o un mal Gobierno de los conservadores en la provincia pueden provocar un cambio muy grande y alentar el separatismo.
Fuente: Yahoo Noticias