Desde niña siempre quise ser maestra, jugaba con mis amigas a la escuelita con pizarra, tizas, borrador y todo. Nos poníamos tareas e imitábamos a la profesora alzando la voz, utilizando el puntero o con algunos de sus castigos. Yo no sé en tu tiempo, pero cuando yo cursé la escuela primaria, habían maestros que como corrección ponían a los estudiantes indisciplinados en una esquina del aula, de espaldas a los demás y de rodillas sobre chapillas de botellas; si eras muy conversador, distrído o te dormías en clases, pues te lanzaban una tiza o borrador por la cabeza o hacían uso de una regla grande o cartabón de madera.
En tercer grado tuve una profesora excelente, hasta el día de hoy no olvido su nombre ni su rostro, era una magnífica maestra y muy exigente, pero daba unos reglazos, que según los que los recibían, ardían y quemaban. Por suerte yo nunca fui víctima de ellos, no obstante, mantengo en mi corazón y en mi memoria, lindos recuerdos de mi infancia gracias a ella y al resto de mis profesores. Les agradezco todo lo que aprendí porque fue la base de lo que me permitió llegar a ser lo que hoy soy.
Durante mi estancia en la escuela primaria, comencé a destacarme en algo que disfrutaba hacer sin mucho esfuerzo y que luego arrastraría durante toda mi vida: descubrí que me gustaba escribir. Hacía largas composiciones, participaba en concursos de Español y Literatura y ganaba hasta premios.
Hoy día escribo con menos frecuencia pero aún lo hago cada vez que tengo la oportunidad. Si te he revelado toda esta historia no ha sido en vano, sino para contarte además que mi ambición por escribir no iba a la par del arte de leer. No tomaba con tanta frecuencia un libro en mis manos como una libreta y un lápiz para plasmar lo que me viniera a la mente en ese instante, y llegó un momento en el cual me convencí de que tenía que enriquecer mi vocabulario, aprender nuevas cosas y abrir mis horizontes a través de la lectura para lograr que alguien pudiera interesarse en mis escritos.
Sin embargo, no son sólo estos los beneficios que puede aportar la lectura. Cuando decidí indagar sobre el tema me quedé atónita con todos lo aportes que nos puede proporcionar…si lo hubiera sabido antes…pero nunca es tarde. No hay nada más cierto, que este hábito que se forma, resulta más provechoso si lo establecemos en nuestras costumbres desde temprana edad, pues: desarrolla las capacidades mentales del niño, como la memoria, el lenguaje, la capacidad de abstracción y la imaginación; amplía su universo; desarrolla habilidades lingüísticas. Es un buen comienzo para un desarrollo pleno de las facultades cognitivas……pero anímate, no todo está perdido.
La lectura en la adolescencia y la juventud, según un estudio realizado en la Universidad de Oxford, predice el éxito profesional.
Neurólogos y psicólogos recomiendan la lectura como método preventivo del alzheimer, el parkinson, otras enfermedades neurodegenerativas o cardiovasculares, pues afirman que quienes se mantienen mentalmente en forma a lo largo de su vida, corren menos riesgo de padecerlas.
Si no entendiste la moraleja, siempre es un buen momento para incorporar este hábito a tu vida y fundamento esta afirmación mencionando algunos de sus aportes: nos relaja, reduce el estrés, es ideal para dormir en las noches, nos ayuda a razonar mejor, aumenta la concentracióny la reserva cognitiva, mejora la memoria, es un ejercicio para el cerebro que estimula la actividad neuronal, establece nuevas conexiones y fortalece nuestro cerebro. Además, desarrolla tu capacidad lingüística mejorando tu vocabulario, tu capacidad de oratoria y el mundo te encontrará más interesante y entretenido, pues siempre te dará temas con los que hablar y discutir con base, lo cual permitirá que mejores tus relaciones sociales.
Con el sólo hecho de saber todo el provecho que le puedes sacar al arte de leer, dime, ¿quién se resiste?
Por eso, es bueno que te propongas leer algo con frecuencia, pero cuida lo que lees por internet, no leas cosas banales, escoge temas que te puedan enseñar algo, que te aporten algo constructivo, que te ayuden a mejorar tu vida, tu autoestima, tu educación, cómo mejorar tus relaciones con las persnas que amas, entre otros intereses provechosos.
Si tu familia no cultivó esta costumbre en ti y tu hogar no está rodeado precisamente por ejemplares que te puedan despertar el interés, pues te invito a que visites las bibliotecas tan bien equipadas de las que cuenta la ciudad, donde, además de ofrecerte cualquier libro gratis que puedes llevar a tu casa por un margen de tiempo, si eres miembro de la misma, pues, además, te puedes unir a alguno de los múltiples programas de inserción y de intercambio cultural, dirigidos por profesionales bien preparados y dispuestos a ayudarte en toda ocasión.
No lo pienses más y déjalo entrar…..como los romanos dijeran “nulla dies sine linea”(ni un día sin [leer] una línea).
Súper, buen tema. Aunque desafortunadamente hoy día son cada vez menos los que le gusta leer.
Felicitaciones.