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Y entonces llega ese día, ese día que tanto mencionan, pero que negamos, repudiamos la idea de que tarde o temprano llegará y cuando llega; a pesar de haber escuchado lo que se debe de hacer, terminamos por no saber qué hacer y es totalmente normal, porque algo hay que entender: La vida no es más que una enseñanza continua que sigue y sigue hasta que logres ver que el tiempo dura menos de lo que te platican y que la ausencia de amor duele más de lo que imaginas.
Siempre podrán quedar las risas, los buenos momentos y hasta los malos, cada vivencia es valiosa a su manera y congruente es la persona que logra ver más allá de las estrellas, que entiende el valor del amor y comprende que para este, no hay límites sin importar la distancia, el espacio o el tiempo.
No siempre cuando una persona se va es porque quiera o deba, a veces simplemente no hay motivo y aunque duela reconocerlo, tampoco hay una respuesta, solo se van y a su paso dejan miles de cosas como sentimientos florecidos o que están por florecer.
Si me pusiera a ver que hay después de las estrellas, estoy seguro que te encontraría a ti, una vez más a ti porque brillabas aquí abajo y me enseñaste tantas cosas que enlistarlas no podría. No quiero caer en un cliché al decir que: “Me enseñaste todo, menos a vivir sin ti” y aunque es verdad, puedo afirmar que me toca vivir y en cada vivencia trataré de mirar más allá de las estrellas para que te sientas orgullosa de mí.
Espérame, las historias más lindas siempre terminan con un final feliz y ésta no puede acabar así, habrá una segunda parte y es muy probable que sea escrita de diferente forma, pero con el mismo amor… Siempre mirando después de las estrellas.
Fragmento dedicado a: José Yahir Fuentes Ramos.
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Pronta resignación a tus familiares y amigos.
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