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Ya van 10 lunas que me ven fijamente y me han mirado con pena, desprecio y hasta lástima, no las culpo, me veo en el espejo y siento lo mismo. Los días pasan, las lunas se van, pero el sentimiento se queda, no me deja, no camina, simplemente se roba mi sueño.
Quisiera voltear al pasado y apreciar el momento exacto en donde dejé de ser yo para convertirme en lo que tú querías, ahí perdí, ahí se me fue mi verdadera esencia y me envolví en un laberinto que llevaba por nombre “La dicha de ser o no ser”. No estoy arrepentido, quizá confundido, así es la vida al fin y al cabo, un día amas y al siguiente odias aunque no te odio, sería cruel incluso para ti que no entiendes el significado de carácter, te amo, eso no quita el hecho de que en mi partida me termine por llevar algo más que tus anhelos.
Un día celé a la luna por mirarte toda la noche, hoy eso cambio, ahora quiero que la esférica me ignore porque me siento juzgado y las estrellas son las únicas cómplices de la silueta burlesca que noche tras noche tengo que tolerar sin poder explicarle que te extraño, extraño aquel momento de tranquilidad que mi paz encontró en tu cuerpo.
Me tocó no dormir por 10 noches, estoy seguro que descansaste bien, lo malo es el desenlace, crees con tanto fervor que el final ya fue escrito cuando apenas vas en lo mejor de la historia, una que seguramente has contando y te han contado mil veces. Te tocará caer en la rutina y preguntarte por mí, preguntarás si aún pienso en ti y la respuesta será obvia, ya no lo haré. Después caerás en extrañarme y ahí es cuando dejaré de ser el payaso que no duerme, me sustituirás y tendrás que aguantar el desvelo de 10 lunas, pensarás en las posibles soluciones y diversos finales, la cosa está dicha, terminaste con lo único sincero que has tenido en tu vida y ahí es donde yo siento lástima por ti “Te quise como a ninguna, pero te olvidaré como a todas.”
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