El Arte de hablar bien en público
Hay un video de Antony Quin que uso con frecuencia en algunas de mis capacitaciones, con la idea de despertar un cambio de actitud, muestro, a un hombre adulto mayor de 84 años que baila Zorba el Griego con un vigor, una energía y vitalidad que contagian, da todo y no denota agotamiento, ni aburrimiento, da lo mejor de sí mismo, y en esta vida, de eso se trata, dar el plus, dar el millón, no a medias, ni a medios tonos, sino dar todo. A mis 17 años, fuí director general de un periódico diario en la capital del estado de México, El Heraldo de Toluca, me mantuve en el cargo por 7 largos años y fue una gran escuela periodística y de la vida misma, cada edición, la hacíamos con las manos, era un trabajo artesanal, las notas de los reporteros eran reproducidas en los intertipos por líneas de metal, plomo, los encabezados se hacían de tipografia y cada plana se ajustaba con calzadores y cinta, en la prensa, una Optimus, entraban dos planas y después se imprimía la otra cara, luego a mano se doblaba cada ejemplar, como a las 3 de la mañana, llegaban los prensistas,dos hermanos que vivian en Buenaventura, un pueblito a 15 minutos de Toluca, Rafael, el mayor y jefe de impresión, era un tipo, negativo, negativo, negativo, mientras que Pedro, era el más mudo de todos.
Aves del mismo plumaje vuelan juntas
Este hombre hablaba pestes de toda la gente, le echaba de su ronco pecho a los compañeros de trabajo, a las secretarias, reporteros y a todo el personal en sí, después comprendí que a mis espaldas, hacía exactamente lo mismo que hacía con toda la gente, hablar mal de mí. Con el tiempo, compré una rotativa en La Voz de Michoacán, era una maravilla, entraban las ocho planas del periódico de un solo golpe, fue toda una odisea, la puse a andar, pero cada noche era uno de pretextos por parte del prensista, que nos veíamos obligados a retroceder a imprimir las ediciones en la Optimus, el tipo, tenía una sobrada actitud negativa.
No escuches a los nefastos negativos
Logré sacar a flote la empresa a pesar de mi limitada experiencia y corta edad, pero me queda el aprendizaje, que aves del mismo plumaje vuelan juntas, aves de distinto plumaje jamás, como jamás podrás ver volar a un gorrión al lado de un halcón, un canario al lado de un águila, ni una gaviota al lado de un buho. He aprendido a no escuchar a la gente negativa, recuerdo la metafora de que vienen corriendo cientos de ranas y de repente, tres de ellas, caen a un hoyo profundo, algunas se detienen, mientras que las tres, desde el el fondo del abismo tratan de saltar y las de arriba, les gritan.-. No lo intenten.- Está en chino.- No lo van a lograr.- Se van a desanimar.- No tiene caso.- Si llueve esperen a que el agua suba de nivel.- Ahí quedense.- Mientras, tanto, una de las ranitas, sigue saltando y saltando, hasta que finalmente lo logró.- Estando arriba, las otras ranas se acercaron y le dijeron.- ¿Cómo lo hiciste, platicanos?.-La rana no entendia nada, hasta que otra se acercó y les dijo.- Es la sorda.
El éxito es para todos, pero se lucha para lograrlo
Ahora que estuve en el CERESO Femenil, trabajé intensamente esta parte, el de la gente negativa, aves de mal agüero que te cortan o quieren cortar las alas, pero aún es más peligrosa, la voz interna, esa voz a lo que yo llamo la loca de la azotea, esa voz que te desanima, cuando vas a tomar un curso, un taller y te dice.- No va a servir.- No pierdas el tiempo.- Tú ya sabes todo para hablar bien, hablar sin miedo.- Y finalmente, claudicas, no tomas el curso, no compras ni lees el libro, no lo haces, porque antes de hacerlo tú mismo te desanimas y fracasas, porque no eres como la ranita, no solo por ser sorda, sino por su actitud ejemplar de luchar por lo que se quiere, por los ideales. El éxito de una persona estriba en tantos factores, como su higiene personal, mental, emocional y espiritual, no se contamina, ni se ensucia, estriba en la actitud, en su capacitad de prepararse, de superarse, en el orden, la paciencia, prudencia, perserverancia, en la administración de sus tiempos y desarrollo, en su amor propio; si un joven tiene el mal hábito de no bajarle al escusado cuando lo usa, de no levantar la tapa cuando orina y dejarla toda mojada, tiene la mala costumbre de tirar la toalla al suelo después de secarse, es desordenado, descuidado, irresponsable, sin duda alguna, será un rotundo fracaso en la vida y en todos los sentidos.
Paciencia, prudencia y perserverancia
Tenía mi estudio en pleno paseo de la Reforma, en el 444, segundo piso, frente al monumento a la Diana, ofrecía mi taller de Comunicación Asertiva, lo vendía como HABLA BIEN, HABLA SIN MIEDO, HABLA CON ÉXITO, y de igual manera fue un gran aprendizaje, tuve éxito, generé resultados, pero careció de una estructura, de administración y de un respaldo en ventas, fracasé después del histórico bloqueo del Paseo de la Reforma, yo fui uno de los empreasarios que troné como espárrago después del plantón de Andres Manuel López Obrador. Una de mis estrategias que me dio excelentes resultados, fue colocar pendones alusivos a mi taller en postes de las principales avenidas y cruceros de la delegación Miguel Hidalgo, y de los municipios conurbados al Distrito Federal, cada manta era una semilla, pero fue todo un procesos, las primeras mantas se les rompía el cable, el viento las hacía trizas o se despegaban de la madera, fui aprendiendo, que debía hacer doble cable para que resistiera la fuerza del aire, luego para que el viento no las moviera, las llenaba de ahujeros, pero se veían muy feas, hasta que entendí que bastaba con rallarlas con el cutter para que el viento pudiera circular sin dificultad y de esa manera no perdían la estética, ni el formato, aprendí a subirme hasta cinco metros de altura y colocar mis mantas sin miedo, sin el vértigo a las alturas, entendí que este esfuerzo era poco a poco, y así comenzaron a llegar llamadas, a visitar mis páginas, así comencé a tener grupos entre semana y sábados y domingos, pero fue todo un proceso en sacarles el máximo provecho a las mantas.
La frustración a todo lo que dá
Sé y conozco toda la enrgía negativa que genera el no tener la libertad de poder hablar con fluidéz, no meramente hablar en público o en un salón o aula, sino hablar, uno a uno, el querer decir algo, el contar un chiste, el opinar sobre algún tema y no poder, no lograrlo por miedo, el miedo de paraliza. Siempre quise contar chistes y cuando contaba uno, a nadie le causaba gracia, nadie se reía, no podía ligar las ideas y el chiste era un fiasco por muy bueno que fuera, tuve dificultad para socializar con las mujeres, tenía que estar alcoholizado para armarme de valor, crecí con muchos miedos, a todo y a nada, miedos que perdí poco a poco, pero siempre hubo esa enorme barrera y me perdí de grandes oportunidades por mi inseguridad, debido también a mi autoestima baja, a la ausencia de confianza y de amor en mí mismo, le dí demasiada importancia al que dirán, me fijé una seria preocupación por buscar la aprobación de los demás, es decir, vivía para ellos, no para mí y no disfruté de la vida, ni de las grandes ocaciones, porque, reprimía mis emociones y no fui libre, por ello, cuando alguien llega a mi estudio con todas esas características, sé cómo puedo ayudarle, transmitiendo mi propia experiencia y mis conocimientos.
No hay peor lucha de la que no se hace
Les dí técnicas y herramientas para hablar en público a un mundo de personas, superé mis conocimentos y mis alumnos quedaban sumamente satisfechos. Toda mi vida he sido un hombre de lucha, pero me han faltado los elementos del éxito, como es el orden, la buena administración, la paciencia, prudencia, perserverancia, el reinvertir, ahorrar, prevenir y rodearme de personas positivas, preparadas y dispuestas a jugársela conmigo. Hoy sé lo que quiero, he cumplido parte de mis sueños y sigo decretando otros más, he crecido enormemente como periodista, como escritor y conferencista, pero más, como ser humano, estoy satifecho y orgulloso de mí mismo, me gusta mi vida, me llena de emoción cada vez que voy a compartir, cada vez que firmo y dedico un libro, me dá una muy grata sensación, cuando termino en una primaria o secundaria y los niños quieren mi autógrafo, quieren tomarse una foto conmigo, quieren abrazarme y me hacen sentir que el éxito es mío. Gracias por leerme y por escribirme [email protected] 614-410-0158. Mi página crisiscreces.com Búscame en Facebook.
Por Ernesto Salayandia García