Una buena noticia en estos días de cuarentena. Se ha registrado que el agujero de la capa de ozono estratosférica sobre el Ártico se cerró en los últimos días. El motivo de su desaparición no tiene nada que ver con la reducción de la contaminación que permitió el confinamiento a causa del coronavirus, sino más bien con una ola de calor, según afirmó este sábado en su cuenta de Twitter el Servicio de Monitoreo de Atmósfera Copernicus.
Es debido a la irrupción de aire rico en ozono por la división del vórtice polar, un ciclón persistente a gran escala en la zona ubicado en la media y alta troposfera y la estratosfera.
El agujero de la capa de ozono en la Antártida se intensificó hace décadas por las emisiones industriales de gases CFC que destruyen el ozono, un gas protector de la vida en la Tierra frente a los rayos ultravioleta. La prohibición de estos compuestos en el Protocolo de Montreal en 1989 ha permitido que ese fenómeno –inusual en el Ártico– disminuya en la actualidad.