Canadá se prepara para marcar uno de los momentos más oscuros de su historia reciente, el internamiento forzoso de decenas de miles de niños indígenas, estableciendo una jornada nacional de reconciliación.
En los próximos días, el Gobierno canadiense anunciará la fecha elegida para la conmemoración del Día Nacional sobre la Verdad y la Reconciliación, que marcará ese trágico legado.
El establecimiento de este día es una de las casi cien recomendaciones del informe final de la Comisión para la Verdad y Reconciliación de Canadá (CVRC), dado a conocer en 2015 y que recopiló los testimonios de miles de supervivientes de las residencias escolares.
Pero también servirá para educar a los canadienses sobre el pasado racista del país.
Como señaló a Efe el jefe de la Asamblea de las Primeras Naciones, Pierre Bellegarde, cuya organización engloba las distintas comunidades indígenas del país, esta iniciativa es “una importante parte de la reconciliación”.
“Un día dedicado a recordar y honrar a los estudiantes de las residencias escolares ayudará a aumentar el entendimiento por parte del público de nuestra historia en común”, dijo Bellegarde.
Hasta hace pocos años, la historia de las residencias escolares era prácticamente desconocida para la mayoría de la población, pero desde la aparición del informe de la comisión ha empezado a ser enseñada, por primera vez, en muchos colegios.
Y ello pese a que las residencias escolares estuvieron en funcionamiento durante más de cien años (la última cerró sus puertas en 1996), encerrando y torturando, física y psicológicamente, a unos 150.000 niños indígenas.
Como apuntó en 2015 en su informe final la CVRC, esos lugares formaron parte de una política sistemática de “genocidio cultural” de las autoridades del país contra la población indígena.
El documento denuncia que los objetivos de esa política fueron eliminar los órganos de gobierno y derechos de los aborígenes a través de un proceso de asimilación y causar la desaparición de sus pueblos como entidades legales, sociales, culturales, religiosas y raciales diferenciadas de Canadá.
Aunque el sistema de residencias escolares fue establecido por el Gobierno canadiense, las instituciones fueron gestionadas por ordenes religiosas cristianas, en su mayoría de la Iglesia católica.
Tan pronto como los niños indígenas alcanzaban la edad escolar a los cinco años, funcionarios gubernamentales, a veces miembros de la Policía Montada de Canadá, y religiosos se presentaban en las viviendas de sus familias para reclamar su entrega.
Los niños eran conducidos en autobuses o trenes, a veces sin poder despedirse de sus padres, a las residencias, algunas situadas a más de 1.000 kilómetros de la comunidad indígena de la que procedían.
Cuando las historias de abusos en las residencias escolares empezaron a llegar a las comunidades indígenas, algunas familias ocultaban a sus hijos para evitar que los agentes gubernamentales y los religiosos se los llevasen.
En las residencias, los menores pasaban entre dos y cuatro horas al día en las aulas, mientras que en las escuelas para el resto de la población canadiense el tiempo era de cinco horas. El resto del día, los niños indígenas trabajaban en labores domésticas o en los huertos de las instituciones.
Según los testimonios de los supervivientes, en la mayoría de las residencias los abusos físicos y sexuales eran la norma.
En un caso en concreto, en la residencia escolar de St. Anne, en la localidad de Fort Albany, a unos 1.000 kilómetros al noroeste de Toronto, los castigos eran administrados con una silla eléctrica construida por la propia institución.
Lo académicos calculan que entre 3.000 y 6.000 niños murieron en esas instituciones, algunas veces por enfermedad, otras por malnutrición y en algunos casos por los abusos sufridos.
Un año después de la publicación del informe que relata los abusos, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ofreció oficialmente disculpas a los indígenas canadienses.
Fuente EFE