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Hace unas semanas tuvieron lugar los Oscars 2014. Muchos los vieron y casi todos oyeron hablar de los «grandes eventos» de la noche (90% de chismes). Había que conectarse en el internet dos horas después de la ceremonia para leer artículos sobre actores, críticas sobre el vestido de tal o tal persona o para consultar una lista de las películas que ganaron algún premio. Para una noche, pareció que todos querían oír hablar de cine, de películas y de arte. Pero quizás fueron pocos los que se preguntaron; ¿Pero qué tipo de cine es esto exactamente? ¿Es solo esto, las grandes producciones de Hollywood, lo que hoy hemos llegado a llamar cine? Actrices con hermosos trajes y actores hablando en un micro, tratando de justificar su valor como artista para que el público se convenga que sí que merecía su Oscar este actor, que qué increíble trabajo hizo este productor, etc… ¡Ay!

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Es verdad que cada año surgen allá nuevas producciones y nuevos talentos que merecen ganar premios. Pero el problema no es este. El problema es que, mientras el cuarto de la población está mirando orgullosamente a un mínimo número de personas que lograron ganar su vida con el cine popular, comercial y estereotipado de Hollywood, se está perdiendo más y más el cine independiente. Basta mirar alrededor de nosotros para comprenderlo.

Cada año desaparecen más y más videoclubs. El cine se limita ahora, para muchos, en lo que encontramos en la industria cinematográfica popular y fácil de acceso como Netflix, Vidéotron y Bell o bien en las decenas de películas descargadas cada día en internet. ¿Es eso lo que queremos para el futuro del cine? ¿Es esto lo que nosotros, gente de Montreal, queremos que conozcan nuestros hijos? A mí me asusta y me da una pena inmensa cada vez que veo desaparecer otro medio de cine “independiente”. ¿Quién les mostrará a las próximas generaciones las obras que, sin ser conocidas o sin el “apoyo” de grandes nombres del cine, han cambiado mi vida y la de miles de personas? ¿Se educarán los niños de mañana con los James Bond y los Matrix del futuro y nada más?

Hay que volver a pensar nuestro consumo de cinema. Si no queremos que gane el cine de masas y que desaparezca el cine independiente, hay que fomentar a los más pequeños, hay que demostrar a los gigantes de Hollywood que eso no es todo lo que queremos…

Montreal es una ciudad muy rica culturalmente. Los numerosos eventos culturales y festivales que ocurren en la ciudad nos lo prueban. ¿Pero en cuanto al cine? Yo nunca falto el Festival des Films du Monde y el Festival du Nouveau Cinema, que ocurren en Montreal en el otoño. Sin embargo, cada año me sorprende y me apena la misma cosa: la audiencia media de estos preciosos festivales tiene entre 45-70 años. ¿Dónde están los jóvenes? ¿Dónde están los que mañana colaborarán en hacer sobrevivir el cine independiente? Bueno, no están, o tan pocos que no se los ve. No, la mayoría de estos jóvenes, a quienes llamamos “la relève” prefieren los James Bond y los Matrix. ESO  es la realidad, y en eso reside el lamentable futuro del cine en la provincia de Quebec… Espantoso, ¿no?

Hace un año, abrió en mi barrio un nuevo videoclub, pequeño pero lleno de tesoros de todas partes del mundo. Desde entonces fui allá casi todas las semanas, ¡estaba feliz como un niño al ver todo lo que podía encontrar allá para 2$! Pero cada vez que entraba allá había quizás una o dos otras personas. ¿Y que supe el mes pasado? La tienda está en quiebra y va a cerrar porque a nadie le interesan las películas de Iran, de Grecia o de Chile más que las de Hollywood. Desesperante.

Entonces, antes que sea demasiado tarde, hay que entender que está en nuestro control el futuro del cine. Somos nosotros, gente montrealense de todas culturas, paises y horizontes, que debemos decidir si queremos o no que sobreviva nuestro cine nacional, internacional e independiente, uno de nuestros tesoros de hoy…pero, si no lo cuidamos, quizás no de mañana.

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Marion Bogos es estudiante en Estudios hispánicos en la Universidad de Montreal,  se interesa en idiomas, culturas, artes y literatura hispanoamericanas y españolas. Ha viajado mucho y tiene una gran experiencia de trabajo. Escribe con el fin de informar a sus lectores sobre su campo de especialización y sobre su ciudad de origen, Montreal.

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1 Comentario

  1. Hola, mi nombre es Rosalina Bustamante, tengo 25 anios, soy de Mèxico. Leí este texto y me pareció muy interesante, pero me intriga el hecho que en una grandiosa ciudad como Montreal no haya suficiente cine independiente, no lo puedo creer!!
    para ser concreta, me encantarìa formar parte del desarrollo cinematografico de Montreal, Soy actríz y quero poner mi grano de arena.
    estoy dispuesta a viajar para el 2017 y ponerme en contacto con quien sea necesario para desarrollarme como actríz y hacer cuanto pueda para apoyar al crecimiento del cine independiente en Montreal.

    Muchas gracias!!

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