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Mientras en Estados Unidos impera un discurso antiinmigrante en las campañas electorales republicanas, en Canadá, la ciudad de Montreal promueve la integración de extranjeros. En entrevista con Reforma, el Alcalde de la ciudad más poblada de la provincia de Quebec, Denis Coderre, asegura que la inmigración debe verse como algo positivo.

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“El discurso antiinmigrante no viene de los Estados Unidos, viene de un tipo en los Estados Unidos (Donald Trump). La inmigración es buena y es parte de la solución”. En junio pasado, Coderre invitó a alcaldes de todo el mundo a participar en la Cumbre “Living Together” en Montreal, donde se discutió el papel que deben jugar las ciudades para integrar a los migrantes, sin dejar de lado de la vigilancia, pues son cada vez más las ciudades en el mundo con poblaciones diversas, conformadas por residentes originarios de muchos lugares del planeta.

El también presidente de la Asociación Mundial de Ciudades “Metrópolis”, que aglutina a las ciudades del mundo con más de 1 millón de habitantes, detalla que cada día 100 extranjeros llegan a Montreal, sin contar a los cerca de 8 mil refugiados sirios que se han establecido en Quebec, 75 por ciento de ellos en Montreal.

Coderre, quien en 2002 fue Ministro de Ciudadanía e Inmigración de Canadá, plantea que si bien se necesitan políticas nacionales de apertura a los extranjeros, corresponde a las ciudades integrarlos, para que eventualmente obtengan empleo o para que los niños puedan ir a la escuela.

Por ello, refiere, Montreal creó en febrero pasado una Oficina para la Integración de los Recién Llegados, que brindará servicios que van desde diversidad social hasta desarrollo económico.

“Los acompañaremos en el proceso porque también son parte de la solución. Ellos contribuyen a la riqueza y al dinamismo de la ciudad, sean estudiantes extranjeros –porque no todos los recién llegados son refugiados–, inversionistas, personas que vienen a trabajar, personas que quieren una nueva vida o desean quedarse”, explica.

En Canadá, agrega, cuando se habla de inmigración no se piensa en algo negativo, pues el enfoque es la ciudadanía: alrededor de 85 por ciento de los inmigrantes se vuelven ciudadanos.

Esta aproximación, señala, no implica dejar de lado la vigilancia, necesaria para detectar a esa minoría de personas que ingresan a Canadá con malos propósitos.

Además, dijo, desde marzo de 2015 opera en Montreal un Centro de Prevención de la Radicalización que lleva a la Violencia, para evitar que las minorías sean víctimas de agresiones o de estigmatización.

“Cuando hablas de prevención, no creas estos perfiles raciales o etiquetados. En lugar de pensar en los otros de una mala manera, es más positivo tener una mente abierta y predisposición para compartir y unir a la gente”, indica.

En un año, este Centro atendió 647 llamadas telefónicas y proveyó 140 intervenciones directas de las cuales nueve fueron trasladadas a la Policía.

Reconoce que el requisito de la visa es un factor de tensión entre México y Canadá, pero confía en que el nuevo gobierno que encabeza se colega Justin Trudeau elimine el requisito, como ha sido prometido.

“Tenemos un nuevo gobierno que es muy sensible a otros. Ban Ki Moon dijo hace dos semanas que volvía a Canadá porque Canadá estaba de regreso”, refirió.

Fuente: Hoy Los Angeles

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