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Blog: La Negra Historia de Lola

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Cómo empezó mi adicción

Comencé a tomar desde niña, me acuerdo que le robé a mi papá un vaso de tequila cuervo como a los once años, me supo horrible, casi lo regreso, lo hice por curiosidad a ver que sentía mi papá, estaba muy recién fallecida mi mamá y él de repente se echaba sus tragos ahí en la casa, quedamos tres hijas y un hombre, ya cuando sentí que quería devolver el trago no pude porque mi papá había salido del baño y me vio cuando regresó, entonces me lo tuve que tragar, y al rato comencé a sentir el calor y la euforia y la alegría del borracho, empecé a hacerle bromas a mi papá y esa fue la única ocasión, después pasó mucho tiempo, después de que falleció mí papá y al terminar mi secundaria me trajeron aquí a Chihuahua, yo soy de un pueblo del lado de la sierra y me puse a estudiar enfermería en la Clínica del Centro, tenía 13 años y en eso, llego a la casa de una hermana y aún si probar nada de alcohol o sustancias, yo ya empecé a hacer actos arrogantes, por inocencia y por falta de la presencia de mi padre, mi ausencia de amor y por la autoestima baja que tenía, yo era muy gorda, siempre en la escuela los compañeros me decían albóndiga, me ponían sobre nombres que me dolían y de cualquier manera siempre fui muy reprimida.

Los fondos de sufrimiento

Después entro en un juego emocional, mi cuñado hábilmente me seduce, me enamora, me hace creer que yo puedo suplir a mi hermana y hacerme cargo de los tres hijos, caigo en ese juego y resulto embarazada de mi primera hija que ahora tiene 23 años, mi hermana no se da cuenta, nadie sabía que estaba embarazada, luego mi hermana cuando me alivié y me preguntaba que de quién era la niña, que quién es el padre, y yo claro, les cuento mentiras, les digo que es de un ex compañero de la secundaria y no me creen, viene una hermana y una tía a sacarme de estar viviendo en ese lugar y ahí comienza un infierno porque en cierta manera me empiezo a dar cuenta a hacer conciencia del daño que causé y de ahí empiezo a rodar en casas de asistencia, de conocidos o familiares, de un lugar a otro, y cuando dije la verdad de quién era mi hija, mi hermana me saca de la casa y yo tenía miedo de que fuera a suceder una tragedia, son muy neuróticos.

El infierno de las drogas

Por mis actitudes de ingobernabilidad, rompiendo las reglas de las casas de asistencia, era motivo de que me corrieran de un lado a otro; a los 15 años, comienza mi promiscuidad, ando con uno y con otro, me iba con ellos, para que me brindaran un trago y así comienza el infierno, mi carrera alcohólica, el hecho de que una hermana, la mayor se lleva a mi hija a la sierra, para que yo siga estudiando y las primeras borracheras, son con crudas físicas y morales muy tremendas, porque pensaba que estaba haciendo algo muy mal que no era el ejemplo ni la educación que me había dado mi familia, pero aún así, no podía, vivía en un departamento de renta, sola y no soportaba la soledad y no podía estar ahí y me salía a buscar y al primero que encontraba, con ese me iba, yo conservaba la apariencia, iba a la escuela a cubrir el requisito, terminé la carrera, pero dos de los doctores nos invitaban a tomar y a pasearnos y fue así como conozco la cocaína y la pruebo y me causa una fuga especial, me voy por la puerta falsa, pasa el tiempo y no la vuelvo a usar, me voy a hacer mi servicio social a la sierra y conozco a un empleado que es muy tomador y mariguano y comienzo a darle con eso a todo lo que da, sexo, alcohol y mariguana. Aun a pesar de saber que era casado, toda la semana trabaja ahí en el pueblo y el fin de semana se venía con su esposa a la ciudad y como me decía…- Morena, grandota hermosa, pues yo me lo creía.

La devastadora y cruel enfermedad

Duré el año consumiendo mucha hierba y alcoholizándome por lo menos unas dos veces por semana, él, fumaba diario, yo también quería, pero el uniforme era como un freno, tenía miedo. Recuerdo que me desinhibía completamente, la mariguana me hacía ser más sensitiva, más placentera en la relación sexual, me ponía hasta las chanclas, llegaba a la casa de asistencia a las tres o cuatro de la mañana, me despertaba con la mirada al piso, me daba mucha vergüenza sentarme en la mesa para irme a mi servicio y sentía que me veían mal, aun así, no me detenía, en el trabajo aparentaba todo normal, como diciendo que no pasaba nada, aunque las crudas eran horribles, la resaca peor, mi neurosis aumenta, todo el que fuma, todo el que toma, tiene actitudes muy feas. Mi hermana la mayor me decía, Tienes un genio del demonio.- De niña estaba jugando con un sobrino hijo de un hermano, eran las actitudes que desde niña ya tenía, yo tendría unos 8 o 9 años, ya estaba con unos sobrinos que no sabían ni por donde era el sexo, pero jugábamos y desde muy chica se me despertó mi sexualidad, mi ansiedad por tener sexo. Yo era una niña diferente a las demás, llena de envidia, peleando, siempre pensando que ellas me quitaban el amor de mis padres, resentida por todo y por nada, dormíamos juntas y les hacía groserías, le jalaba el pelo, la pellizcaba, la tiraba de la cama, hasta que nos compraron unas camas gemelas, pero mi vida emocional fue diferente a la de mis hermanas.

No hay escarmiento a pesar del dolor

Al terminar el servicio social, me voy a trabajar a otro pueblito, en una clínica particular y ahí el dueño de la clínica, me busca, de inmediato un acostón y un pase de cocaína, luego anduve saliendo con una chavo bien, menor que yo, tranquilamente, de manita sudada y como llegué a sentir algo por él por los tratos que me daba, y que se quería casar conmigo, y de un baile, nos fuimos a la gasera, él era repartidor de tanques de gas, él se quedaba conmigo de guardia en la gasera y de tanto que habíamos tomado y cansados de bailar y de trabajar, me acuerdo que estaba haciendo mucho frio, no sé que pasó con el calentón de gas, el caso es que yo desperté dos días después en la clínica donde trabajaba, hospitalizada, donde había estado inconsciente, intoxicada y la libré por Obra de Dios, él si murió intoxicado y en su momento si me dolió, pensé que era la oportunidad de mi vida, era un hombre sin vicios y trabajador, me dio mucho miedo en el momento de reaccionar.

La dignidad brilla por su ausencia

Regreso a presentar mi examen profesional, obtengo diversos trabajos, intento entrar al IMSS, pero no pude y en una de las clínicas donde trabajé, conocí a un señor, amigo del doctor dueño de la clínica del pueblo de donde yo venía y me consoló, un señor de unos cincuenta y tantos y yo con 18, en una ocasión le pedí cocaína y me consiguió con un sobrino, él me daba todo lo que yo quería, me amuebló un departamento con todo lo que yo quería, pero no me daba droga y alcohol, pero yo trataba de aparentar, tomando poco, esta relación duró años, el vivía en otra ciudad, era casado, no obstante yo seguía dándole vuelo a la hilacha, el me pedía que tuviera mucho cuidado que no fuera a andar con otros, nada mas eso me encargaba con mucha preocupación y yo continuaba con varias relaciones a la vez, usando alcohol, sin regresar a la mariguana ni a la cocaína. Nunca, o casi nunca he usador preservativos, nada más usaba anticonceptivos, nunca he tenido una enfermedad venérea gracias a Dios a pesar de lo promiscua que he sido y esto se debe a mi vida ingobernable y que siempre he sido irresponsable, y lo peor del caso, es que ni les cobraba, ni recibía ningún beneficio, únicamente era la necesidad de no estar sola y de convivir con alguien.

Casi pierdo la vida por mi adicción

Tengo que acordarme de una crisis, de un fondo de sufrimiento que toqué en esta relación, tuve en una ocasión, en un cuarto de un hotel, la pérdida total del conocimiento por el abuso de las sustancias, yo solo sentía que las lágrimas corrían calientes por mi cara, no podía reaccionar, escuchaba a mi pareja que me estimulaba, me gritaba, me estrujaba y me decía: No me hagas esto, reacciona por favor. Y al ver que no reaccionaba me cargó como pudo, me bajó de la cama y me llevó a la regadera, yo era delgada, pesaba como unos 68 kilos, yo estaba de muy buenos bigotes, en la regadera él me estimula, con el baño de agua fría, en pleno invierno, empiezo a reaccionar, lentamente, me estoy casi entiesando, me envuelve en la sábanas, me sigue frotando para tratar de quitarme el frio y siento que me estoy muriendo, vienen a mi mente muchos pensamientos de nostalgia, conmiseración, sentimientos encontrados, mucho miedo, luego, reacciono, un ratito tranquila y enseguida, me ofrece otro trago y otro jalón de coca y me dice que con eso me voy a poner bien, y yo le creo, y así continuo por muchas horas a pesar de que estuve a punto de morir, de no regresar…..Muchas malas experiencias de esta relación, celos patológicos de él hacia mí y yo tener que ser una mujer sumisa sin necesidad de estar viviendo esa vida y viviendo la mentira ante mis amistades y un día, estábamos a fuera de un restaurante y vi a un cocinero con el mandil muy sucio y le dije,. Mira que sucio, si lo hubiera visto antes no hubiera comido.- Y se puso como loco.- Me dijo que si eso hacia cuando él estaba presente, que no haría yo cuando anduviera sola.- Loco de celos por el mesero. Y ya cansada de tantas humillaciones le dije que me iba a mi casa como de los dientes para afuera.- El me dijo, yo te traje, yo te llevo.- Ya estuvo le dije, y fue y me dejó fuera de mi casa y se arrancó…. Luego, caí en depresión… Esta historia continuará la próxima semana. Gracias por leerme y más por escribirme.- [email protected] 614-410-0158 Mi página crisiscreces.com

Por Ernesto Salayandia García

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